sábado, 15 de noviembre de 2008

“Correa si cumple sus promesas, el si nos ayuda”

Según últimos informes de la CEPAL y del BID sobre gasto social en América Latina, el Ecuador no solo es uno de los países con menor gasto social por persona en la región sino también uno de los que destina menos proporción de sus recursos para la inversión social, situación que desde finales de la década de los 90s y hasta el añ0 2007 no ha mostrado importante variación, dando lugar a la gran deuda social que han tenido los gobiernos de turno.
No está por demás recordar que la deuda social tuvo como aliados las recetas neoliberales de los organismos financieros internacionales y sus propuestas de modernización del Estado y eficiencia del gasto aplicadas en la región desde mediados de los 80s. Los programas de ajuste estructural incluyeron medidas como la focalización y descentralización de los programas sociales. Si bien el Ecuador no llegó a aplicar todo el recetario neoliberal como sucedió con países como Argentina y Brasil, el impacto en la brecha entre pobres y ricos no fue menor.
En este escenario, es rescatable que el actual gobierno haya asumido como reto el pago de esa gran deuda social y que haya centrado en su gestión la política social; medidas como el incremento del bono solidario, de los bonos de la vivienda y otros, son algunas manifestaciones de esa preocupación. Sin embargo, también es necesario advertir el peligro al asumir algunos enfoques en los programas sociales dirigidos a los “más pobres”. Es necesario que el ciudadano de a pie redimensione estas acciones, no puede seguir viéndoselas como la “ayuda” de un candidato o partido ahora en el Gobierno, sino como lo que son, medidas de promoción de los derechos económicos y sociales, derechos en sí mismos y que además debe decirse, fueron aplicadas como medidas temporales para palear los efectos del ajuste.
Ya es tiempo de difundir el ejercicio de derechos y ciudadanizar el acceso a los servicios, es un momento oportuno para dar nuevo contenido a la práctica estatal y quitarle los membretes asistencialistas que solo da lugar a la manipulación del voto. Mejor que los ciudadanos digan esté gobierno por fin está cumpliendo con sus obligaciones a escuchar afirmaciones como “Correa si cumple con sus promesas”, “él si nos ayuda”. Además, esperemos que el incremento en lo social sea el vaticinio del estado de bienestar y no, como antes, el de nuevas reformas neoliberales.
Por. Melania N. Carrión.
ARtículo publicado en Diario la HORA,octubre de 2008

domingo, 19 de octubre de 2008

La reforma universitaria

La Constitución incorpora necesarios cambios al sistema de educación superior, la planificación, gratuidad, la garantía de calidad, restricciones para la creación de universidades e institutos superiores técnicos y tecnológicos de garaje y la autonomía con responsabilidad social, son algunas de las innovaciones institucionales.
Es materia pendiente la Ley de Educación Superior, en ella, entre múltiples aspectos, deberá darse forma al organismo público de planificación, regulación y coordinación interna, reconocido en el Art.353 de la Constitución, así como al organismo público de acreditación y aseguramiento de calidad de la Educación Superior.
Los dos organismos tienen por su naturaleza y experiencia previa, características diferenciales que la nueva Ley debe contemplar, tanto más cuánto qué, el gran reto de la reforma universitaria será lograr e institucionalizar verdadera calidad académica en el sistema. Los retos que se presentan son los mismos de siempre y que son secreto a voces: eliminar el corporativismo, la politiquería, la creación de universidades sin articulación a las necesidades y objetivos de desarrollo, la tendencia a ver la educación superior como un negocio, entre otros.
Estos desafíos serán enfrentados siempre y cuando el diseño de los dos organismos públicos evite los errores del pasado. La nueva Ley, deberá evitar las incongruencias y la inacción que se daba en la Asamblea Universitaria, deberá en consecuencia, poner frenos y contrapeso, pero también deberá establecerse funciones, roles y disponer la reglamentación de esta instancia de decisión y deliberación. El organismo de acreditación y de aseguramiento de la calidad de la educación superior, deberá conformarse bajo criterios técnicos, haciéndola impermeable a la injerencia política y dotándola de capacidad resolutoria vinculante en la creación y funcionamiento de las universidades e institutos.
Otros desafíos para la nueva Ley de Educación Superior son garantizar la homogeneidad en las titulaciones, no es posible que en nombre de la libertad de cátedra y de la autonomía universitaria muchos centros de educación superior hayan institucionalizado sistemas que han demostrado falencias y que no permiten que un estudiante pueda equiparar sus créditos en otras universidades por la incompatibilidad entre programas. La reforma universitaria debe ser en verdad revolucionaria.
Artículo Publicadoe en Diario La Hora, 18 de octubre de 2008

La reforma universitaria

La Constitución incorpora necesarios cambios al sistema de educación superior, la planificación, gratuidad, la garantía de calidad, restricciones para la creación de universidades e institutos superiores técnicos y tecnológicos de garaje y la autonomía con responsabilidad social, son algunas de las innovaciones institucionales.
Es materia pendiente la Ley de Educación Superior, en ella, entre múltiples aspectos, deberá darse forma al organismo público de planificación, regulación y coordinación interna, reconocido en el Art.353 de la Constitución, así como al organismo público de acreditación y aseguramiento de calidad de la Educación Superior.
Los dos organismos tienen por su naturaleza y experiencia previa, características diferenciales que la nueva Ley debe contemplar, tanto más cuánto qué, el gran reto de la reforma universitaria será lograr e institucionalizar verdadera calidad académica en el sistema. Los retos que se presentan son los mismos de siempre y que son secreto a voces: eliminar el corporativismo, la politiquería, la creación de universidades sin articulación a las necesidades y objetivos de desarrollo, la tendencia a ver la educación superior como un negocio, entre otros.
Estos desafíos serán enfrentados siempre y cuando el diseño de los dos organismos públicos evite los errores del pasado. La nueva Ley, deberá evitar las incongruencias y la inacción que se daba en la Asamblea Universitaria, deberá en consecuencia, poner frenos y contrapeso, pero también deberá establecerse funciones, roles y disponer la reglamentación de esta instancia de decisión y deliberación. El organismo de acreditación y de aseguramiento de la calidad de la educación superior, deberá conformarse bajo criterios técnicos, haciéndola impermeable a la injerencia política y dotándola de capacidad resolutoria vinculante en la creación y funcionamiento de las universidades e institutos.
Otros desafíos para la nueva Ley de Educación Superior son garantizar la homogeneidad en las titulaciones, no es posible que en nombre de la libertad de cátedra y de la autonomía universitaria muchos centros de educación superior hayan institucionalizado sistemas que han demostrado falencias y que no permiten que un estudiante pueda equiparar sus créditos en otras universidades por la incompatibilidad entre programas. La reforma universitaria debe ser en verdad revolucionaria.

Artículo Publicadoe en Diario La Hora, 18 de octubre de 2008

lunes, 8 de septiembre de 2008

Las políticas públicas en el proyecto de Montecristi

El proceso de formulación de políticas públicas, esto es, las respuestas que el Estado y otros actores sociales dan a las principales demandas de una comunidad, no han sido el foco de atención de los proceso de reforma legal y menos aún constitucional, no al menos en el reconocimiento de tal categoría de forma explícita. Sin embargo, por vez primera en el proyecto de Constitución que se someterá al referéndum se eleva a la calidad de “garantía constitucional” las políticas públicas, los servicios públicos y la participación ciudadana, ¿qué implicaciones tendrá esto para la administración y gestión pública?
Una disposición constitucional de tal magnitud, invoca la necesidad de repensar el gestionar de lo público y la manera en que el gobierno central, su instancias administrativas y los gobiernos seccionales responden a las demandas ciudadanas en clave democrática. Que se incluya en el proyecto de constitución a las políticas públicas no supone que los actores estatales, privados y ciudadanos no hayan estado participando en alguna de las fases del proceso de las políticas, confirma eso sí, la necesaria modernización de la forma de administrar los recursos del estado con la participación conjunta de los actores sociales involucrados.
Las políticas públicas deberán ser resultado de procesos de participación y socialización comunitaria, no podrán diseñarse sin diagnósticos rigurosos y objetivados de las problemáticas de una comunidad y deberán suponer el uso de modernas técnicas metodológicas de investigación, análisis e interpretación de información.
Pero también deberá asumirse como supuestos básicos e innegociables criterios como la territorialidad, nadie que se haya acercado a un mediano conocimiento de experiencias exitosas y buenas prácticas puede desconocer que el desarrollo se construye con y desde lo local; las macro respuestas a las demandas ciudadanas provenientes desde el Gobierno Central deben articularse a verdaderos procesos de planificación, administración y gestión del desarrollo local. Si bien es un gran avance incluir en el proyecto de Montecristi esta categoría, el desafío se presenta ahora para los gobiernos seccionales quienes deberán lidiar con un gobierno central más fuerte, con un sistema de planificación centralizado y la necesidad de construir desde lo local eficientes y eficaces políticas públicas.
Por Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora Loja, el 6 de septiembre de 2008)

domingo, 24 de agosto de 2008

SI o No (II)

Ya se ha dicho y no pretendo repetir sin beneficio de inventario que un escenario con el SI abrumador significa en resumen, ratificar el “proyecto Correa” y en consecuencia dar carta abierta a su gestión; que el escenario de un SI ganador con escaso margen, implicaría que el Gobierno deba reflexionar y sentarse a concertar con distintos sectores y actores; y, que el triunfo del No, el famoso escenario menos probable asecharía un duro golpe al gobierno y deslegitimaría la apuesta por el cambio en el que muchos sectores aún tienen esperanza.
Pretendo sí aludir a lo que no pasaría en cada uno de estos supuestos. Un SI abrumador, no será el escenario de carta abierta al “totalitarismo” que muchos sectores manejan, por una simple razón, la sociedad civil organizada y no organizada en el Ecuador pese a su actual desmovilización no lo va a tolerar, tener cultura política autoritaria no es sinónimo de “desear” y permitir totalitarismo; tampoco es el escenario ideal de los sectores radicales que han puesto sus más nobles ilusiones de cambio en un proceso que ya se ha dicho de “reforma” y no de “revolución”; pero por supuesto, tampoco será el escenario que recate a las viejas elites y que restituya un desgastado sistema político contra el que la gran mayoría de ecuatorianos se pronunció.
En esta misma lógica de reflexión, un NO triunfador, no será el escenario de “volver al pasado” tal cual lo conocimos, porque la experiencia de los últimos años ha enseñado a la “partidocracia” y a las aún no vetustas castas políticas, que hay que “innovar”, que el poder se va de las manos cuando se lo deja ir y les permitirá afianzarse bajo nuevas vestiduras, les dará carta abierta para volver “recargadas”; el NO, tampoco será como muchos llamados radicales defienden, la posibilidad de “re articular” un proyecto de “izquierda”, esa agudización de contradicciones que pretenden es más utópica que muchas de las causas que ahora promueven; pero tampoco será el escenario que la mayor parte de ecuatorianos han estado anhelando, ni el devenir que muchas luchas sociales en más de una década han labrado, eso está claro.
Por lo dicho, votar SI en el referéndum implica además de reconocer que la naciente constitución es mejor que la de 1998, aquilatar las consecuencias que para el sistema político tendría decir NO o anular el voto.
Por। Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora Loja २३ दे agosto)

SI o No (II)

Ya se ha dicho y no pretendo repetir sin beneficio de inventario que un escenario con el SI abrumador significa en resumen, ratificar el “proyecto Correa” y en consecuencia dar carta abierta a su gestión; que el escenario de un SI ganador con escaso margen, implicaría que el Gobierno deba reflexionar y sentarse a concertar con distintos sectores y actores; y, que el triunfo del No, el famoso escenario menos probable asecharía un duro golpe al gobierno y deslegitimaría la apuesta por el cambio en el que muchos sectores aún tienen esperanza.
Pretendo sí aludir a lo que no pasaría en cada uno de estos supuestos. Un SI abrumador, no será el escenario de carta abierta al “totalitarismo” que muchos sectores manejan, por una simple razón, la sociedad civil organizada y no organizada en el Ecuador pese a su actual desmovilización no lo va a tolerar, tener cultura política autoritaria no es sinónimo de “desear” y permitir totalitarismo; tampoco es el escenario ideal de los sectores radicales que han puesto sus más nobles ilusiones de cambio en un proceso que ya se ha dicho de “reforma” y no de “revolución”; pero por supuesto, tampoco será el escenario que recate a las viejas elites y que restituya un desgastado sistema político contra el que la gran mayoría de ecuatorianos se pronunció.
En esta misma lógica de reflexión, un NO triunfador, no será el escenario de “volver al pasado” tal cual lo conocimos, porque la experiencia de los últimos años ha enseñado a la “partidocracia” y a las aún no vetustas castas políticas, que hay que “innovar”, que el poder se va de las manos cuando se lo deja ir y les permitirá afianzarse bajo nuevas vestiduras, les dará carta abierta para volver “recargadas”; el NO, tampoco será como muchos llamados radicales defienden, la posibilidad de “re articular” un proyecto de “izquierda”, esa agudización de contradicciones que pretenden es más utópica que muchas de las causas que ahora promueven; pero tampoco será el escenario que la mayor parte de ecuatorianos han estado anhelando, ni el devenir que muchas luchas sociales en más de una década han labrado, eso está claro.
Por lo dicho, votar SI en el referéndum implica además de reconocer que la naciente constitución es mejor que la de 1998, aquilatar las consecuencias que para el sistema político tendría decir NO o anular el voto.
Por। Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora Loja २३ दे agosto)

SI o No (II)

Ya se ha dicho y no pretendo repetir sin beneficio de inventario que un escenario con el SI abrumador significa en resumen, ratificar el “proyecto Correa” y en consecuencia dar carta abierta a su gestión; que el escenario de un SI ganador con escaso margen, implicaría que el Gobierno deba reflexionar y sentarse a concertar con distintos sectores y actores; y, que el triunfo del No, el famoso escenario menos probable asecharía un duro golpe al gobierno y deslegitimaría la apuesta por el cambio en el que muchos sectores aún tienen esperanza.
Pretendo sí aludir a lo que no pasaría en cada uno de estos supuestos. Un SI abrumador, no será el escenario de carta abierta al “totalitarismo” que muchos sectores manejan, por una simple razón, la sociedad civil organizada y no organizada en el Ecuador pese a su actual desmovilización no lo va a tolerar, tener cultura política autoritaria no es sinónimo de “desear” y permitir totalitarismo; tampoco es el escenario ideal de los sectores radicales que han puesto sus más nobles ilusiones de cambio en un proceso que ya se ha dicho de “reforma” y no de “revolución”; pero por supuesto, tampoco será el escenario que recate a las viejas elites y que restituya un desgastado sistema político contra el que la gran mayoría de ecuatorianos se pronunció.
En esta misma lógica de reflexión, un NO triunfador, no será el escenario de “volver al pasado” tal cual lo conocimos, porque la experiencia de los últimos años ha enseñado a la “partidocracia” y a las aún no vetustas castas políticas, que hay que “innovar”, que el poder se va de las manos cuando se lo deja ir y les permitirá afianzarse bajo nuevas vestiduras, les dará carta abierta para volver “recargadas”; el NO, tampoco será como muchos llamados radicales defienden, la posibilidad de “re articular” un proyecto de “izquierda”, esa agudización de contradicciones que pretenden es más utópica que muchas de las causas que ahora promueven; pero tampoco será el escenario que la mayor parte de ecuatorianos han estado anhelando, ni el devenir que muchas luchas sociales en más de una década han labrado, eso está claro.
Por lo dicho, votar SI en el referéndum implica además de reconocer que la naciente constitución es mejor que la de 1998, aquilatar las consecuencias que para el sistema político tendría decir NO o anular el voto.
Por। Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora Loja २३ दे agosto)

SI o No (II)

Ya se ha dicho y no pretendo repetir sin beneficio de inventario que un escenario con el SI abrumador significa en resumen, ratificar el “proyecto Correa” y en consecuencia dar carta abierta a su gestión; que el escenario de un SI ganador con escaso margen, implicaría que el Gobierno deba reflexionar y sentarse a concertar con distintos sectores y actores; y, que el triunfo del No, el famoso escenario menos probable asecharía un duro golpe al gobierno y deslegitimaría la apuesta por el cambio en el que muchos sectores aún tienen esperanza.
Pretendo sí aludir a lo que no pasaría en cada uno de estos supuestos. Un SI abrumador, no será el escenario de carta abierta al “totalitarismo” que muchos sectores manejan, por una simple razón, la sociedad civil organizada y no organizada en el Ecuador pese a su actual desmovilización no lo va a tolerar, tener cultura política autoritaria no es sinónimo de “desear” y permitir totalitarismo; tampoco es el escenario ideal de los sectores radicales que han puesto sus más nobles ilusiones de cambio en un proceso que ya se ha dicho de “reforma” y no de “revolución”; pero por supuesto, tampoco será el escenario que recate a las viejas elites y que restituya un desgastado sistema político contra el que la gran mayoría de ecuatorianos se pronunció.
En esta misma lógica de reflexión, un NO triunfador, no será el escenario de “volver al pasado” tal cual lo conocimos, porque la experiencia de los últimos años ha enseñado a la “partidocracia” y a las aún no vetustas castas políticas, que hay que “innovar”, que el poder se va de las manos cuando se lo deja ir y les permitirá afianzarse bajo nuevas vestiduras, les dará carta abierta para volver “recargadas”; el NO, tampoco será como muchos llamados radicales defienden, la posibilidad de “re articular” un proyecto de “izquierda”, esa agudización de contradicciones que pretenden es más utópica que muchas de las causas que ahora promueven; pero tampoco será el escenario que la mayor parte de ecuatorianos han estado anhelando, ni el devenir que muchas luchas sociales en más de una década han labrado, eso está claro.
Por lo dicho, votar SI en el referéndum implica además de reconocer que la naciente constitución es mejor que la de 1998, aquilatar las consecuencias que para el sistema político tendría decir NO o anular el voto.
Por। Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora Loja २३ दे agosto)

SI o No (II)

Ya se ha dicho y no pretendo repetir sin beneficio de inventario que un escenario con el SI abrumador significa en resumen, ratificar el “proyecto Correa” y en consecuencia dar carta abierta a su gestión; que el escenario de un SI ganador con escaso margen, implicaría que el Gobierno deba reflexionar y sentarse a concertar con distintos sectores y actores; y, que el triunfo del No, el famoso escenario menos probable asecharía un duro golpe al gobierno y deslegitimaría la apuesta por el cambio en el que muchos sectores aún tienen esperanza.
Pretendo sí aludir a lo que no pasaría en cada uno de estos supuestos. Un SI abrumador, no será el escenario de carta abierta al “totalitarismo” que muchos sectores manejan, por una simple razón, la sociedad civil organizada y no organizada en el Ecuador pese a su actual desmovilización no lo va a tolerar, tener cultura política autoritaria no es sinónimo de “desear” y permitir totalitarismo; tampoco es el escenario ideal de los sectores radicales que han puesto sus más nobles ilusiones de cambio en un proceso que ya se ha dicho de “reforma” y no de “revolución”; pero por supuesto, tampoco será el escenario que recate a las viejas elites y que restituya un desgastado sistema político contra el que la gran mayoría de ecuatorianos se pronunció.
En esta misma lógica de reflexión, un NO triunfador, no será el escenario de “volver al pasado” tal cual lo conocimos, porque la experiencia de los últimos años ha enseñado a la “partidocracia” y a las aún no vetustas castas políticas, que hay que “innovar”, que el poder se va de las manos cuando se lo deja ir y les permitirá afianzarse bajo nuevas vestiduras, les dará carta abierta para volver “recargadas”; el NO, tampoco será como muchos llamados radicales defienden, la posibilidad de “re articular” un proyecto de “izquierda”, esa agudización de contradicciones que pretenden es más utópica que muchas de las causas que ahora promueven; pero tampoco será el escenario que la mayor parte de ecuatorianos han estado anhelando, ni el devenir que muchas luchas sociales en más de una década han labrado, eso está claro.
Por lo dicho, votar SI en el referéndum implica además de reconocer que la naciente constitución es mejor que la de 1998, aquilatar las consecuencias que para el sistema político tendría decir NO o anular el voto.
Por। Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora Loja २३ दे agosto)

SI o No (II)

Ya se ha dicho y no pretendo repetir sin beneficio de inventario que un escenario con el SI abrumador significa en resumen, ratificar el “proyecto Correa” y en consecuencia dar carta abierta a su gestión; que el escenario de un SI ganador con escaso margen, implicaría que el Gobierno deba reflexionar y sentarse a concertar con distintos sectores y actores; y, que el triunfo del No, el famoso escenario menos probable asecharía un duro golpe al gobierno y deslegitimaría la apuesta por el cambio en el que muchos sectores aún tienen esperanza.
Pretendo sí aludir a lo que no pasaría en cada uno de estos supuestos. Un SI abrumador, no será el escenario de carta abierta al “totalitarismo” que muchos sectores manejan, por una simple razón, la sociedad civil organizada y no organizada en el Ecuador pese a su actual desmovilización no lo va a tolerar, tener cultura política autoritaria no es sinónimo de “desear” y permitir totalitarismo; tampoco es el escenario ideal de los sectores radicales que han puesto sus más nobles ilusiones de cambio en un proceso que ya se ha dicho de “reforma” y no de “revolución”; pero por supuesto, tampoco será el escenario que recate a las viejas elites y que restituya un desgastado sistema político contra el que la gran mayoría de ecuatorianos se pronunció.
En esta misma lógica de reflexión, un NO triunfador, no será el escenario de “volver al pasado” tal cual lo conocimos, porque la experiencia de los últimos años ha enseñado a la “partidocracia” y a las aún no vetustas castas políticas, que hay que “innovar”, que el poder se va de las manos cuando se lo deja ir y les permitirá afianzarse bajo nuevas vestiduras, les dará carta abierta para volver “recargadas”; el NO, tampoco será como muchos llamados radicales defienden, la posibilidad de “re articular” un proyecto de “izquierda”, esa agudización de contradicciones que pretenden es más utópica que muchas de las causas que ahora promueven; pero tampoco será el escenario que la mayor parte de ecuatorianos han estado anhelando, ni el devenir que muchas luchas sociales en más de una década han labrado, eso está claro.
Por lo dicho, votar SI en el referéndum implica además de reconocer que la naciente constitución es mejor que la de 1998, aquilatar las consecuencias que para el sistema político tendría decir NO o anular el voto.
Por। Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora Loja २३ दे agosto)

sábado, 28 de junio de 2008

¿Mal Paso?

La renuncia de Acosta a la presidencia de la ANC devela las facciones internas de Alianza País, la carencia de una estructura política programática e institucionalizada y la vigencia del personalismo en la política ecuatoriana; pero también asecha un duro golpe al proyecto de la Revolución Ciudadana y lo que con ella está en juego।Como todo en política, permanecer en la carrera para concluir el Texto Constitucional en el tiempo establecido o arriesgarse a prolongarlo, significa sopesar resultados y efectos políticos. Acosta pertenece al ala de quienes creen que en nombre de la "ley" en este caso del Estatuto, no puede sacrificarse la calidad del texto y un necesario y mínimo debate, más aún cuando se trata de la mayor de las apuestas del proyecto "progresista" de Alianza País. No se trata de buscar culpables, pero que la Asamblea no se ajuste al tiempo establecido es responsabilidad no solo de la oposición porque el Gobierno y los Asambleístas saben que al final del día los debates más acalorados se daban a lo interno de Alianza País, sino también al tiempo consumido en nombre de los "mandatos" y, por supuesto a la escasa formación de los asambleístas.


Correa tuvo que decidir entre apoyar una constitución al apuro o una constitución que luego podría ser juzgada por ilegal; en el primer caso sin embargo, se juega la oportunidad histórica de sentar las bases de un proceso que por ahora no muestra claridad y que más bien parece cargado de improvisación; y, en el segundo, la feroz crítica de la una "oposición" aún somnolienta. La decisión no compartida con Acosta optó por la primera opción, sacrificar la legitimidad de una Constitución realizada a conciencia, con responsabilidad y compromiso histórico, la que bien hecha podría ser respaldada por el mismo pueblo; antes que "dar gusto" a la oposición, cayendo en la seducción primitiva del cálculo político a corto plazo.Los efectos de esta decisión que luego la historia podría juzgar como un "mal paso", o el "gran mal paso" atañen no solo al pueblo ecuatoriano, sino también a la carrera política de Correa y de Acosta, uno de los dos será recordado como coherente, visionario y el otro como terco y desleal, todo dependerá de cómo se incida en la opinión pública, la gestión del gobierno antes del referéndum y los reultados que el pueblo vea en el nuevo texto constitucional.Artículo Publicado en Diario La Hora Loja, 28 de julio de 2008.

martes, 17 de junio de 2008

He decidido engordar al monstruo capitalista

Creo en la libertad y la defiendo por sobre todas las cosas. ¿Pero cuál es la forma más visible de la libertad en esta era? La respuesta es simple: la libertad de consumir toda clase de bienes y servicios para acrecentar mi satisfacción, una satisfacción primariamente material.
Entonces, quien guía mi libertad, es el consumo, hijo que disputa con novísimas formas de explotación, el amor del su padre el capitalismo enaltecido. Su degeneración, el consumismo, que se sustenta sobre la ley de la oferta y la demanda tiene un supuesto básico: “no hay límites para nuestras necesidades”, “si estas estás ausentes, el mercado las crea”.
Si ya estamos embarcados en el “tren de la historia”, una historia que no tendrá marcha a tras; nos quedan por lo menos dos opciones: seguir engordando al monstruo capitalista, a ese que vende y vende sin consideraciones éticas, sin develar las lógicas de explotación que esconden sus productos; o le obligamos a cambiar su dieta, sin intentar siquiera matarlo.
Elijo engordarlo, cuando compro marcas y productos que esconden relaciones de explotación, cuando prefiero apoyar la industria multinacional afectando las iniciativas nacionales; cuando habiendo varios oferentes de soda, yo escojo aquella que no compite en las misma condiciones y que se ha constituido como monopolio; cuando no enseño a mis hijos a mirar la satisfacción de necesidades y por el contrario les enseño a comprar marcas y a dejarse seducir por cada innovación tecnológica; cuando jamás me pregunto a quien irá el dinero que invierto o gasto en una mercancía; cuando no me importa el peso que sobre el ambiente y en consecuencia sobre las futuras generaciones tiene la lógica comercial; o. cuando compro productos que dañan la capa de ozono. Pero ¿qué más da? ¡Soy libre y puedo elegir comprar lo yo quiera!
Es posible que la solución a la innegable debacle hacia la que el mundo se dirige, sea un giro en mis prácticas de consumo, en promover una generación de resistencia y liberación sin dejar de comprar lo que necesito, sin dejar mi libertad. Si la oferta y competencia se basa en la demanda, me pregunto: ¿por qué no obligar a que los empresarios compitan por ofrecer un producto que será consumido con consideraciones éticas? Como siempre la reflexión queda abierta y algo me dice que Marcuse y Sartre no se equivocaron.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario LA HORA, 14 de junio de 2008)

domingo, 1 de junio de 2008

La era de la silenciosa explotación intelectual

Es probable que con tan solo leer el intitulado el lector pueda inferir el contenido de este artículo y seguro yo no tendría mucho que argüir de no ser porque se trata de una realidad latente, bastante naturalizada en nuestra sociedad, pero necesaria de repensar y discutir.
La llamada “sociedad del conocimiento”, ha permitido grandes avances y procesos de tecnificación, pero nos está dejando una compleja problemática que se profundiza día a día y que muy poco se ha observado. Así como la industrialización incentivó la emergencia de una gran clase obrera la que a criterio de Marx debía regentar la revolución que abriera paso al socialismo, así el capitalismo recargado ha generado ya no solo grandes capas obreras, sino amplias clases medias de profesionales e intelectuales, que estando en la lógica del mercado y siendo explotados a mansalva y de manera inhumana son las actuales víctimas de la una explotación silenciosa.
En todo momento escuchamos demandas laborales, estas en el mejor de los casos proviene de un pequeño número de profesionales insertos en empresas privadas y/o estatales; de un número medianamente importante de agremiados o sindicalistas; pero no se escucha la voz de los “consultores”, “académicos”, “investigadores” o “profesores universitarios”, para citar algunos ejemplos.
¿Por qué me refiero estos últimos que más allá de vender su fuerza física, la que a menudo es más fácil de estandarizar; venden su fuerza intelectual, la que es más difícil de medir, la que requiere una gran inversión de tiempo, preparación y muchas veces grandes sacrificios? Porque en nuestra sociedad, con la venia de instancias estatales, con la aceptación de los sectores involucrados y la naturalización por parte de la sociedad; se está alcahueteando nuevas formas de explotación más inhumanas que las que conocieron los obreros del siglo XIX de Marx.
Lo inaudito es que precisamente, entre esos sectores que sufren de explotación intelectual, hay muchos etiquetados “intelectuales progresistas” que están pensando formas de reivindicación social, sin siquiera ser totalmente concientes de la explotación que contra ellos mismos se realiza. Siguiendo la lógica del requerimiento marxista al proletariado, los sectores emergentes de la “sociedad del conocimiento”, podemos y debemos abanderar verdaderos procesos de dignificación y revolución.
Por. Melania N. Carrión. (Artículo publicado en Diario La Hora, 21 de mayo de 2008)

miércoles, 14 de mayo de 2008

Cambio radical, reforma institucional o cualquier otra cosa

Me niego a juzgar el trabajo de la Asamblea Nacional Constituyente en función del tiempo transcurrido desde su instalación y los escasos acuerdos y artículos aprobados. Un ejercicio de sindéresis natural, permite concluir que una riqueza en el debate y un trabajo realizado a conciencia supone tiempo, significa tomarse las cosas con calma; pero siendo críticos ¿es este el caso del proceso constituyente ecuatoriano?
Es un momento oportuno para realizar una evaluación que no pasa insisto, por los productos acordados sino por un aspecto poco analizado por mis colegas de opinión: la calidad en el debate y la pertinencia de las propuestas.
Advertía hace muchos meses atrás, que una seria reforma constitucional significaría tocar, de manera ineludible, temas complejos muchos de ellos imbuidos de un alto componente técnico y que en consecuencia, el voto ciudadano debía privilegiar a quienes estén capacitados para tal agencia. Con agrado observé en otra ocasión el notable interés del actual gobierno por incluir en la gestión administrativa del Estado a profesionales de alto perfil y de mentes lúcidas, aún lo reivindico porque he podido notarlo en instancias claves. Pero me temo, que no sucede lo mismo y en la misma forma en el proceso constituyente, los resultados serán luego poco satisfactorios.
Ver de cerca el trabajo de la ANC, me permite advertir de un gran peligro: temas delicados y trascendentales para la aclamada “reforma política e institucional del Estado”, no están siendo tratados por quienes son expertos en la materia. Advierto una peligrosa carencia en la calidad del debate, no porque no lo haya, al contrario, he podido ver que existe, pero este no sitúa en el centro los aspectos fundamentales, a lo que se suma una retahíla de “asesores” a quienes les quedaría mejor el cargo de secretarios.
En una estrategia electoral y bajo el paraguas de “mitos movilizadores”, se está mareando la perdiz y eludiendo tomar decisiones en temas claves y, no me refiero a los “morales”, sino a los que se relacionan con la soñada gobernabilidad. Si no se deja a una lado el sectarismo y se incluye en el debate las propuestas válidas de expertos y críticos, al final del día, no tendremos el cambio radical, que dicho sea de paso, advertí utópico; ni tampoco la reforma institucional en la que siempre confié; sino cualquier otra cosa con efectos impredecibles para el sistema político.
Por. Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, abril de 2008)
ncarrión@flacso.org.ec

Democracia interna en los partidos políticos

La próxima semana en la provincia del El Oro, la mesa 2 de la Asamblea Nacional Constituyente ha previsto la realización de un evento que, en esencia, procura receptar las demandas y propuestas de los actores políticos y sociales, respecto del “sistema de representación política”.
En esta dimensión uno de los aspectos que tendrá preponderancia, alude a la conformación del sistema de partidos en el Ecuador y a los incentivos institucionales que puedan considerarse para fortalecer el sistema político.
La democracia interna en la estructura organizativa de los partidos será posiblemente una de las dimensiones que más interés provoque entre los participantes. Esta dimensión de los partidos políticos considerados como unidades de análisis y como centros de las propuesta programáticas para el sistema electoral y que incluye elementos diversos que van desde el proceso de selección de candidatos para los órgano burocráticos y espacios de representación de los partidos hasta los que se conoce como accountability a las instancias más centralizadas del partido, se constituye en punto álgido en el nuevo diseño institucional.
La democracia interna, entendida de manera un tanto mínima, como el escenario, reglas y prácticas que permiten una mayor inclusión de los militantes del partido en el proceso de toma de decisiones tanto para la selección de candidatos como para el debate de propuesta programáticas requiere que los actores políticos estén dispuestos a considerar sus riesgos inherentes.
Los militantes de la extinta partidocracia conocen los resultados del personalismo, caciquismo y patrimonialismo que los caracterizó desde el retorno a la democracia a finales de los años 70s y que al final del día se constituyó en una de las razones fundamentales para la explosión del sistema de partidos. La democracia interna como diseño de carácter constitucional debe ir a la par con las consideraciones propias de la informalidad que ha sido parte de la dinámica propia y del lenguaje e interacción en la política nacional.
Es necesario que la ANC, incluya consideraciones que tiendan a fortalecer la institucionalidad de los partidos y sistemas y subsistemas de partidos, a limitar la participación no programática; y, a configurar frenos y contrapesos al multipartidismo extremo y polarizado propios del sistema político ecuatoriano.
Por. Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, marzo de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

Ruptura diplomática

La intolerable incursión colombiana en territorio ecuatoriano que dio paso a una respuesta nacional y multilateral poco alentadora para el gobierno de Uribe y de total apoyo al gobierno ecuatoriano, no debió sorprendernos, el manejo de las relaciones bilaterales por parte de Uribe ha sido arbitrario, irrespetuoso y antojadizo.
Ecuador respondió como debía, tolerar la incursión e intentar un arreglo diplomático en términos bilaterales no hubiera sentado los precedentes que se requiere para que el gobierno vecino sepa hasta dónde puede llegar, era necesario bloquear cualquier posibilidad de incluir a nuestro País en un conflicto del que no es parte pero del que ya ha asumido suficientes costos.
Pese a las tensas relaciones entre ambos gobiernos y el impacto que el tema ha tenido en la agenda internacional, en el corto plazo no puede pensarse en guerra como algunos “realistas” ya han proclamado, si bien la incursión es un hecho despreciable y el Ecuador debía responder con dureza y seguridad y es más, muy bien podría enfrentar un conflicto bélico a mediana escala, al gobierno no le conviene una aventura de tal naturaleza, como tampoco le conviene a Uribe, pues en ese hipotético caso, Colombia tendría que abrir dos frentes externo (Venezuela y Ecuador) y mantener el que ya tiene a lo interno de su territorio con los grupos subversivos; en otras palabras, nada más irracional para los dos gobiernos que aventurarse a un conflicto armado del que no sacarían nada positivo, pues incluso en un análisis al estilo del realismo clásico, la guerra, a diferencia de lo que bien sabemos ha ocurrido en otros países en donde es el remedio a los malos tiempos económicos, en nuestros países solo ocasionaría daños incalculables.
Ahora bien, el que no suenen los famosos tambores de guerra no significa que el tema no pueda tener utilidad mediática y eso lo saben ambos gobiernos y sus estrategas, así por ejemplo en el Ecuador, las inundaciones dejaron de ser el pan del día y en Colombia Uribe se adjudicó un contradictorio punto en su lucha anti-terrorista para legitimarse ante su gobierno patrocinador, recordemos la censura y pedido demócrata de limitar los fondos para el Plan Colombia. ¿Interesantes casualidades o actos y respuestas deliberadas y estratégicas? El tema continúa en el tapete.
Por Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora, marzo de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

El “adiós” de Fidel

El martes 19 de febrero, como lo fuera en su momento el 1 de enero de 1959, ha pasado a ser parte de la historia y memoria del pueblo cubano; la fecha será recordada no como el fin de una era como muchos pretenden, sino más bien como el día en el que uno de los más importantes líderes revolucionarios decidió formalizar un “adiós”, que no significa precisamente despedida.
Si bien el comunicado del Líder cubano y la posterior elección de su hermano Raúl como Presidente del Consejo de Estado marcan un hito en la historia cubana, este hito es más de tinta que de sentido. Esta última afirmación exige un desarrollo más profundo de lo que podría permitirme este espacio, pero intentaré una sucinta aproximación:
En lo internacional la noticia ha permito diversas manifestaciones: los coidearios de Castro exaltan su decisión sin sorpresa y la reivindican como un acto más de su cordura, declarando que la continuidad del proceso revolucionario no está en riesgo; sus detractores, abogan porque esta decisión signifique abrir el camino a una “propuesta civilizatoria y democratizadora”. Las dos percepciones son divergentes e incompatibles, sin embargo, la primera parece ser la más correcta.
Castro dice adiós a la imagen que se proyectaba como “Presidente”, como el actor al frente del Gobierno y del aparato burocrático de la administración pública y las Fuerzas Armadas; pero es claro que su presencia está lejos de despedirse del proceso central de toma de decisiones en la Isla. En consecuencia y como lo saben los cubanos, el rumbo revolucionario ha marcado la historia y el devenir, los cambios que siendo posibles y deseables puedan llevarse a cabo en lo económico, no alterarán el “path- dependence” trazado por la revolución; no solo porque su hermano y fiel colaborador esté al mando, o porque este último haya dejado claro que en los aspectos delicados consultará a Fidel; sino también por dos razones adicionales: Existe un alto número de revolucionarios de la vieja guardia en el poder y en las principales instancias estatales; y, el cambio institucional ya está marcado, subvertirlo implicaría más costos que beneficios.
Fidel Castro no se despide, toma una estratégica distancia; Raúl Castro, sabe que tiene dos alternativas, pasar a la historia como compañero fiel en la Revolución o como aquel que intentó peligrosos cambios de cuyos resultados hay más probabilidades de fracaso que de éxito.
Por Melania Noemí Carrión G.
ncarrion@flacso.org.ec

La calidad en el Sistema Nacional de Educación Superior (I)

Está en el tapete y ya situada en la agenda gubernamental y el debate público, la reforma al Sistema Nacional de Educación Superior; el tema y la tendencia hacia su mejoramiento ha sido mayoritariamente aceptado por quienes coadyuvan desde frentes diversos al proceso de formación de la opinión pública. En el centro del debate se analiza lo que se conoce como “garantía de la calidad de la educación superior” y es este aspecto al que me referiré dejando al lector algunos elementos de análisis.
No quiero argumentar en demasía la importancia de una de las tendencias en Educación Superior situada en el debate global a finales de los 90s e interiorizada ya en muchas de las naciones parte de la ONU que se han hecho eco de propuestas orientadas al mejoramiento de la calidad de la educación superior. Sin embargo, debe resaltarse que la calidad en la educación superior va asociada al rol y responsabilidad social de los Institutos de Educación Superior (IES) y a su rendición de cuentas.
Una de las maneras más aceptadas y pertinentes para asegurar el mejoramiento de la calidad es la evaluación y acreditación, una herramienta que deberá considerar los siguientes principios: a) Debe ser garantizada por una agencia estatal; b) Debe incluir características, estándares e indicadores que respondan a los desafíos a los que se enfrenta la “sociedad del conocimiento”; c) Si bien debe responder a criterios consensuados en la comunidad internacional, sus especificidades deben ineludiblemente ser coherentes con la realidad nacional; d) Debe ser transparente y flexible en el manejo de herramienta técnicas de aplicación principalmente en los proceso de autoevaluación; y, e) Deberá contemplar los distintos niveles de evaluación: institucional, por carreras, programas y, rendimiento docente.
Ahora bien y aunque suene reaccionaria, estimo que es necesario que los cambios que se hagan a la educación superior en general y al que arguye a la calidad en particular (Sistema Nacional de Evaluación y Acreditación) sea de carácter reformista. Los costos a asumir mejorando lo existente son menores que los costos en los que se incurriría con una transformación total; lo contrario sería cometer los errores de la revolución bolivariana de Venezuela y que resulte que al final el remedio fue peor que la enfermedad.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, febrero de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

La carrera demócrata hacia la Casa Blanca

Los desastrosos ocho años de la administración Bush, los sentimientos ciudadanos contra las aventuras intervencionistas que han llevado a una indiscutible crisis de la economía norteamericana y la necesidad de potenciar la imagen desgastada de Estados Unidos como país hegemónico, son algunas de las circunstancias que envuelven el actual proceso de elecciones primarias en el Partido Demócrata y Republicano.
Sin pretender la aplicación de modelos determinísticos, podría sin mucha dificultad inferirse que es más que probable que el próximo residente de la Casa Blanca saldrá del Partido Demócrata, esto no solo por las razones expuestas supra sino también por el notable interés de los votantes en las primarias demócratas, la evidente resistencia al republicano McCain en bastiones electorales en donde ganó Bush para las últimas presidenciales y, por supuesto el notable incremento de fondos para la campaña electoral en el lado demócrata.
En este contexto, los dos principales candidatos demócratas Clinton y Obama no han logrado ampliar la estrecha brecha que los separa, el “súper martes” como se esperaba, no ayudó en este propósito, y es probable que tampoco se logre mayor distancia el martes 12 de febrero que incluye las primarias en Virginia, Maryland y el Distrito de Columbia, en donde se advierte el creciente peso de Obama. En esta lógica, no sería difícil que la contienda demócrata, luego de las elecciones en Loisiana, Wisconsin y Washington, no muestre un triunfador ni siquiera hasta marzo 4 cuando se efectúen las primarias en Ohio y Texas, dos de los tres estados más grandes. Sin embargo, algo parece ser más claro: la gran respuesta en la carrera demócrata la tendremos en el seno del Comité Nacional Demócrata, cuando voten los “super delegados” que en un total de 800, representan aproximadamente el 20% de los votos de la convención.
Ahora bien, la inclinación hacia Clinton u Obama, responderá a diversos aspectos: un simbólico en el que se advertirá la preferencia hacia una mujer o hacia un afro-americano; otro político, en el que si bien no existen marcadas diferencias, si supone que la tendencia será hacia el candidato que ofrezca mayor confianza para reivindicar al gobierno norteamericano ante el mundo; y, por supuesto, un económico, en el que las principales corporaciones americanas presionarán para que el peso se incline por quien preste mayores garantías.
Por Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora, febrero de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

El ideal de gobernabilidad

Durante décadas el Ecuador ha intentado alcanzar niveles mínimos de gobernabilidad en un marco de democracia. Hoy en día una vez más se debaten diseños e incentivos institucionales para lograr ese ideal, es imperativo sin embargo, no cometer los errores del pasado.
La gobernabilidad puede tener distintas definiciones, todas asociadas a elementos centrales como la legitimidad y la capacidad de los sectores en el gobierno para dar respuesta a las demandas sociales con respeto a los derechos y garantías democráticas.
Mi visión normativa no puede excluir un análisis previo de las principales variables que han incidido en la no consecución de este fin. Las razones son de índole diversa, pero dado que el conflicto se centra en el sistema político, es preciso rescatar los factores relacionados a esta esfera, que sin duda, son los más trascendentales.
El primer factor tiene un corte institucional o más dicho, en este caso desinstitucional, lo que supone que los actores políticos y sociales en el País, no han podido lograr niveles de institucionalización de ese sistema político debido principalmente al cambio recurrente de las “reglas de juego” tanto a nivel constitucional como legal. La seducción por las continuas reformas ha impedido que los actores interioricen un escenario de competencia y acción que determine sus estrategias, coaliciones y prácticas. Los actores al contrario, han intentado cambiar las reglas de juego a su conveniencia.
Un segundo factor no muy distante del primero alude a un sistema de partidos que respondió a cambios institucionales contradictorios al ideal de gobernabilidad y que han permitido situaciones como la pugna de poderes entre el ejecutivo y el legislativo, definiendo una legitimidad dual, una carente fuerza partidaria del presidente con congresos altamente fragmentados, a lo que se suman problemas como las fórmulas electorales y desincentivos para la cooperación intra y interpartidaria.
Por último, las respuestas de la sociedad civil, los líderes políticos y emergentes grupos sociales, han demostrado no una cultura hacia el consenso sino más bien hacia la confrontación. Es menester insisto una vez más, que los actores políticos se comprometan en la práctica al respeto del diseño institucional que vendrá con la Asamblea Constituyente, caso contrario, seguiremos asistiendo a un sueño frustrado de gobernabilidad democrática.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, enero de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

Política Exterior, una visión normativa.

Un año después de la posesión del presidente Rafael Correa y de la tan anunciada revolución ciudadana, varios aspectos de la administración gubernamental son susceptibles de análisis, uno de los más importantes: la política exterior.
Haciendo una evaluación, no es difícil advertir que en general, ha sido un buen año para lo que podríamos llamar la política exterior del Ecuador definida y orientada no solo por principios de integración, solidaridad, comercio y seguridad, sino también por acciones específicas.
Rescatar la acción estatal en términos de posicionamiento internacional, soberanía y, dignidad hacia la región y la comunidad internacional global, supone un ejercicio implícito de comparación, de analizar que es mejor ahora que antes. En este sentido, sin duda el manejo de la política exterior durante el año 2007 ha sido responsable y denota ser el resultado más que de acciones antojadizas, de un acertado análisis.
Pese a lo dicho y a pesar de contar con instrumentos y guías como el PLANEX y de tener identificadas áreas como la de integración regional, de de relaciones Ecuador-Estados Unidos, de migración, de aspectos multilaterales, de frontera y otros, quedan pendientes dos grandes desafíos para el gobierno de la revolución ciudadana: la definición de los componentes del “interés y la seguridad nacional” y, en este afán, la organización de todos los departamentos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración.
Es impostergable precisar, como directrices de una verdadera política exterior, los aspectos nucleares del interés y seguridad nacional traducidos en medios y acciones explícitas. Por ello el diseño de la política exterior no puede estar en manos, como lo ha estado siempre, de castas exentas de la formación y experticia que se requiere.
Así, un segundo desafío para el gobierno consiste en depurar el Ministerio de Relaciones Exteriores en sus dependencias y en sus procedimientos de selección de personal, la ANC tiene la oportunidad de facilitar los cambios que se requieren para mejorar el ejercicio diplomático de carrera. El Servicio Exterior debe en efecto estar compuesto por elites, pero no por elites económicas, políticas o sociales, a las que prefiero llamar castas, sino por los mejores profesionales en relaciones y comercio exterior, escogidos mediante transparentes concursos y procesos de selección.
Por Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora, enero de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

¿Una luz para el acuerdo humanitario?

Pese a la incómoda situación en la que el gobierno colombiano puso a la guerrilla con la noticia de que Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, no podía ser liberado porque no estaba en poder de las FARC y, el retraso de la anunciada operación, el mundo pudo recibir con beneplácito la liberación de Clara Rojas y Consuelo González.
Al analizar el caso de Ingrid Betancourt, había advertido que el acuerdo humanitario se veía lejano, lo más optimista sería suponer que el movimiento dado no tanto por el gobierno pero si por la guerrilla, sugeriría una luz para el acuerdo humanitario; me temo que no es tan sencillo.
Asumiendo a las FARC como un actor estratégico, con sus propósitos plenamente identificados, deberíamos preguntarnos cuál fue el móvil de este acto unilateral y en una aproximación a la respuesta, no es difícil encontrar razones más tácticas que humanitarias, una de ellas: dar legitimidad tanto a la necesidad del intercambio como a la invaluable participación del presidente venezolano en el proceso.
Este intento de legitimidad podría no ser necesario para la guerrilla, si no estuviera en juego la legitimidad del contrincante, su posición inflexible y la simpatía de la guerrilla hacia Chávez. Sin duda, razones más político-tácticas que humanitarias guiaron la liberación, no se puede olvidar que la rehén más costosa y por la cual ha intercedido de manera directa el gobierno Francés, sigue en poder de las FARC sin posibilidad a una liberación de la misma naturaleza.
El gobierno colombiano ha buscado no reivindicar el acto como un hecho elocuente de la “voluntad humanitaria de la guerrilla” y ha insistido en un discurso que si bien agradece la mediación venezolana y reconoce lo exitoso del “rescate”, da débiles luces al camino del acuerdo, porque simplemente sigue en juego el ceder o no ante las pretensiones guerrilleras.
Con otro escenario, las estrategias de los actores podrían suponer estarse moviendo hacia juegos cooperativos en un intento de equilibrio Nash, que en negociaciones no significa otra cosa que los actores cedan un poco para alcanzar mejores resultados que los que se tendrían sin cooperar, el problema como lo advertí es que están en juego posiciones y por supuesto intereses contrapuestos al haberse asimilado el proceso humanitario al proceso de paz.
Por. Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en el Diario La Hora, enero de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

La libertad y la igualdad, pensamiento político (III)

Antes me había referido a la naturaleza humana y al inminente estado de guerra al que se enfrenta el hombre en una comunidad sin Estado o normas ya sean estas formales o informales, institucionalizadas o no, que condicionen el comportamiento y las pasiones humanas.
Con el advenimiento de las actuales instituciones políticas, parecería arcaico pensar en aquel estado de naturaleza primitivo; pero no lo es cuando regresamos a él para extraer las leyes fundamentales de la naturaleza, entendidas como aquellas que rigen con antelación a las actuales formas del derecho.
La ley fundamental de la naturaleza es la supervivencia, el ser humano como las demás especies buscará garantizar su seguridad y, en este afán su estado de naturaleza es tal, únicamente en el goce de su libertad para defenderse de las amenazas a esa seguridad. Pero el hombre en su estado de naturaleza también nace en igualdad de condiciones para ejercer esa libertad y garantizar su supervivencia, que no significa decir que todos los hombres son iguales en capacidad y recursos. Nuestro buen Rousseau comprendió que con advenimiento de complejas sociedades, de la propiedad privada en la lógica de la división del trabajo y más tarde la industrialización y la modernidad, era necesario garantizar un mínimo de condiciones de igualdad entre los hombres para el ejercicio de sus libertades. La libertad e igualdad de condiciones se convierten así en derechos naturales del hombre.
El Estado y sus instituciones tienen un mandato originario: garantizar la paz, el orden y la seguridad, lo que solo es posible imponiendo límites a ciertas libertades y reconociendo otras como derechos básicos. El conflicto en términos políticos se origina cuando en los actuales Estados liberales y más aún capitalistas, basados en la supremacía de la libertad del hombre para alcanzar su máximo desarrollo, la igualdad es limitada; entonces, estos dos derechos naturales se pueden volver incompatibles, no porque lo sean en principio, sino por la dinámica de las complejas sociedades. El teórico y práctico político tienen una difícil tarea: dilucidar respuestas a los problemas sociales, económicos y políticos garantizando a la vez un mínimo tanto de libertades individuales cuanto de condiciones de igualdad jurídica en oportunidades.
Por. Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en Diario La Hora, enero de 2008)
ncarrion@flacso.org.ec

La crisis humanitaria colombiana

La reciente aparición de los videos en los que la secuestrada Ingrid Betancourt envía claros mensajes de estrategia al Gobierno de Uribe, el consecuente llamado de los hijos y madre de la colombo-francesa así como el pedido del propio Sarkozy a las FARC para su liberación antes de navidad, sitúa el intercambio humanitario nuevamente entre los primero titulares.
Lo lamentable es que pese a lo inédito de los últimos acontecimientos la dinámica de la crisis humanitaria no ha variado, las aparentes concesiones del Gobierno de Uribe no han sido nada más que eso, aparentes; pues la posiciones en esencia siguen siendo las mismas, los valores y concepciones de los medios que deben legitimar el acuerdo, permanecen inmutables, en consecuencia, no puede esperarse resultados positivos en la vía de la negociación porque cuando se negocia en base a posiciones es imposible el acuerdo.
El problema fundamental que impide el acuerdo humanitario es el desconocimiento de sus connotaciones “humanitarias”, los hacedores de seguridad interna colombiana están asumiendo de manera errónea que la concesión en el acuerdo será perder espacio y sucumbir ante la guerrilla, están en consecuencia asociando al proceso de paz al proceso de canje humanitario como si tratara de una misma cosa; cuando en esencia, el acuerdo humanitario es ajeno a la guerra o a la paz, conforme los principios establecidos en los Cuatro Convenios de Ginebra y los protocolos adicionales.
Las posiciones tanto del Gobierno cuanto de la guerrilla, parecen haber entrado en una variación de lo que en teoría de juegos denominamos el “juego de la gallina”, en donde los actores guiados por una cierta irracionalidad estratégica avanzan en sus propósitos en un juego de fuerzas, esperando que el otro sea el que desista, el que de su brazo a torcer, solo que en este caso, no se avizora un pronto desenlace. Como todo en política, el problema no es el fin sino los medios y costos. El Gobierno Colombiano no desmilitarizará Pradera y Florida, dos departamento del Valle del Cauca conforme a la exigencia de las FARC; por su parte, la guerrilla sabe que el precio de Betancourt ha subido y en eso el Vicepresidente colombiano, no se equivoca. Sería un acto en verdad humanitario, contra todo pronóstico, que las FARC liberen a Betancourt de manera unilateral.
Por. Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario la Hora, diciembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

La lección venezolana

El 2 de diciembre el pueblo venezolano se enfrentó en una batalla electoral a la dicotómica elección de aprobar las reformas constitucionales o negarlas, al decir SI daba espacio a cambios que en la tesis del “socialismo del siglo XXI”, promovían mayores beneficios sociales, el fortalecimiento del “poder popular” en un escenario de un cierto tipo de democracia directa con el protagonismo de los consejos comunales, y, por supuesto - y aquí lo más polémico-, la ampliación del las atribuciones del ejecutivo, mayor participación estatal y la posibilidad de que Chávez se “perpetué en el poder”.
Finalmente, el NO resultó triunfador y el temor de aquellos que ven a Chávez como una amenaza quedo en este encuentro sosegado, sin embargo, el 2D dejó algunas lecciones más profundas que la victoria o la derrota:
a) La primera es algo no desconocido para los politólogos: “el pueblo” no es homogéneo, no es la unidad monolítica que una débil interpretación roussoniana sugiere, al que cual hay que interpretarlo o darle pensando lo que más le conviene, entonces ¿quiénes forman el pueblo venezolano? Ni son todos los que votaron por el SI, ni son todos los que votaron por el NO; como los “otros”, los “enemigos del pueblo”, no pueden ser todos los que votaron por el NO, si así fuera, el pueblo no sería la mayoría ¿Complejo no?
b) Si estamos pensando en aquella democracia schumpeteriana en la que se escudan aventuras intervensionistas, el oficialismo venezolano envió un claro mensaje: ¡Señores en Venezuela hay democracia! los defensores de esa democracia no pueden decir en estos momentos que en Venezuela hay dictadura o totalitarismo;
c) Decir que Chávez fue el gran perdedor de la jornada, es poca visión, Chávez resultó también triunfador, pues confirmó que respeta las instituciones y que la democracia mínima no está en peligro, así tranquilizó a muchos sectores y les quito el pan del día a sus detractores; y,
d) la mayoría de los venezolanos o temen a las propuestas que corren el riesgo de ser totalitarias, o no están preparados para un estado socialista, o simplemente no lo quieren.
Ver el proceso venezolano entonces, no es solo pensar en juego suma cero, ni Chávez fue el total vencedor, ni la oposición puede adjudicarse un absoluto triunfo, todo depende de las acciones estratégicas que en función de este evento electoral lleven a cabo ambos frentes.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en el Diario La Hora, diciembre de 2007)
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Pensamiento político (I)

Nada me parece más propicio, ahora y siempre, que los hombres y mujeres eleven su mente y su capacidad en procura de alcanzar la grandeza y virtuosidad que en el mundo de las ideas se requiere como fuente y alimento del quehacer en la esfera de lo político.
El pragmatismo y la visión utilitarista en las ciencias y en el pensamiento – que no juzgo y al contrario me embeleza- no pueden desconocer que al nacimiento de toda acción, estrategia o práctica política debe preceder una profunda reflexión de filosofía moral, sin la cual nuestros argumentos puede perderse en la confusión y en la vaguedad.
Pero cuando aludimos a la filosofía moral, entiéndase, que no nos estamos refiriendo a idílicas visiones normativas e idealizados sistemas de convivencia ajenos a la historia y a la práctica humana, la filosofía moral implica pensar en valores pero también en “realidades”.
Somos deudores de grandes pensadores como Maquiavelo, Descartes, Hobbes, Locke, Tocqueville, Burke, Rousseau, Montesquieu, Madison, Hamilton, Jay, Mill, Smith, Hegel, Marx, Engels, Simon y otros, quienes propusieron el debate de ideas políticas que son tan actuales como hace siglos y en las cuales aquellas mentes que pretenden el gobierno estatal, deben estar pensando.
El pensamiento político contemporáneo no puede sentirse satisfecho con tener respuestas técnicas a problemas de política pública o del quehacer político como arena del conflicto; quienes miren las respuestas, quienes piensen en soluciones, no podrían darlas como recetas aprendidas de cocina, se requiere más que eso, urge reflexión en el mundo de los principios, de aquellas ideas que plantean los conflictos y hacen ver distintos los valores.
Muchos políticos han dicho que no se puede contentar a todos los miembros de una sociedad, por la simple razón de que tenemos preferencias y deseos distintos. Sin embargo, hay valores a los que todos convocamos y en los que creemos haber llegado a un consenso, de esos valores y de las respuestas que demos a su origen y garantía depende mucho de lo que en política podemos dar o esperar. En este espacio se presentará una serie de ideas que invitan a la reflexión, al análisis y que esperan llevar al lector a verse no como ente activo de una sociedad que requiere pensarse.
Por. Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en Diario la Hora, diciembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Con la venia “socialista” se desvanece el estado de bienestar francés

El levantamiento de la huelga de los transportistas en Francia, bajo el argumento de dar inicio a un proceso de negociación de las reformas de los llamados “régimes spéciaux”, con las cuales el gobierno de Sarkozy, además de asestar un duro golpe a los trabajadores de las líneas de trenes abre la puerta que se requiere para un cúmulo de transformaciones como el recorte del tamaño del Estado y de los servicios sociales que en general favorecen a las clases más reprimidas.
Sobre los últimos acontecimientos en la ciudad Luz podríamos dilucidar algunos elementos que sin dificultad permiten prever el destino francés que de alguna forma se anunciaba llegar. Por un lado, hay que reconocer que los trabajadores declararon la huelga con justas demandas para detener el intento de reforma a la legislación que protege los derechos de jubilación, que beneficia principalmente a este sector; sin embargo, la huelga coincidió con momentos en los cuales se producía una gran movilización estudiantil protagonizada por los jóvenes de los sectores más reprimidos de la sociedad parisina.
Podríamos pensar que estos actos son concomitantes con las medidas que está llevando a cabo Sarkozy y con el temor inminente al desmantelamiento total del estado de bienestar francés, pero si podemos llegar a esa conclusión, no es menos posible pensar que la huelga y su culminación fue producto de una estrategia gubernamental en la cual incluso participaron los líderes de La Ligue Communiste Révolutionnaire LCR para detener las violentas manifestaciones ¿cómo podría explicarse entonces, que de pronto bajo la influencia de la LCR los trabajadores, sin conquista de naturaleza alguna, hayan decidido deponer la huelga a sabiendas de la inflexible posición gubernamental?
La lucha de los jóvenes de los suburbios parisinos y los trabajadores, es una lucha solitaria, con penas y sin glorias, ante la parsimoniosa mirada de la unión de trabajadores y de los partidos socialistas y comunistas franceses. Sin la ayuda de las supuestas fuerzas de izquierda aglutinadas y organizadas para defender los derechos adquiridos por los trabajadores, asistiremos al funeral del superviviente estado de bienestar francés y a la consolidación de un imperio capitalista sin precedentes.
Por. Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en Diario La Hora. noviembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Bienvenue à la Maison-Blanche

En un contexto de conflicto interno en la política francesa, paulatina caída libre del dólar frente al Euro y la baja popularidad de Bush que incluso supera la de Nixon después del escándalo de Watergate, Bush recibió a su homologo Sarkozy y confirmó con las palabras supra la nada sorpresiva alianza fraco-norteamericana.
En efecto, desde la campaña de Sarkozy y ya en el ejercicio del poder, se advirtió que el actual mandatario francés tomaría marcada distancia de su antecesor Chirac no solo en su percepción de la política interna en términos de desmantelamiento del superviviente estado de bienestar francés sino también en lo que a política exterior y europea se refiere.
La nueva alianza entre Paris y Washington si bien implica un giro en la diplomacia francesa y en consecuencia la reanudación de relaciones franco-norteamericas desde la decisión no compartida de invadir Irak, también simboliza un cambio en el equilibrio de poder en la esfera internacional. Lo que ataño podía significar la estabilidad y contrapeso encarnado por la Unión Europea para el uso ilegítimo de la fuerza norteamericana ahora significa sumar potencias no en procura de la estabilidad sino de la guerra, el conflicto y las aventuras invasionistas.
Ninguna acción en la esfera diplomática puede ser inadvertida, todo responde a estrategias e intereses definidos. La decisión de Sarkozy de acercarse a Washington supone un acuerdo de opiniones en campos específicos como el desarme nuclear iraní, la retórica antiterrorista, la visión de estabilidad en Medio Oriente, el supuesto camino hacia la democracia en Cuba y otros dispuestos en el tapete internacional, lo que considerando el peso de Francia en la Unión Europea, significa el giro europeo hacia Estados Unidos y su visión de política Exterior.
En estas circunstancias, el deseado equilibrio de poder que suponía Europa es menos previsible, los países más poderosos de la Unión Europea son pro-norteamericanos lo que en buen romance significa que Estados Unidos tendrá la puerta abierta para muchas acciones internacionales tanto a nivel individual como en el campo multilateral. Es factible que en poco tiempo se ponga en marcha el motor franco-alemano-norteamericano, algo nada alentador para la justicia y la estabilidad internacional.
Por. Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en Diario La Hora, noviembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Demanda ecuatoriana contra Colombia

El informe titulado “El sistema de aspersiones aéreas del Plan Colombia y sus impactos sobre el ecosistema y la salud en la frontera ecuatoriana” elaborado por la Comisión Científica ecuatoriana, ha permitido que el gobierno nacional considere la interposición de una demanda contra Colombia en el marco de La Haya.
Este informe realizado bajo criterios y fundamentos científicos demuestra que las aspersiones aéreas con glifosato en el marco de la aplicación del Plan Colombia tienen efectos altamente nocivos en la salud de plantas, animales y seres humanos. Una vez más, el argumento empleado por los defensores de las aspersiones ha sido devastado, se comprueba que Monsanto, la empresa farmacéutica norteamericana productora del Roundup que tiene como componente activo el glifosato, N-(fosfonometil) glicida herbicida de amplio espectro, no selectivo, que se aplica en paquete con otros componentes peligrosos como POEA y Cosmo Flux 411F, ha sido demandada y sancionada en otros países como Francia y Estados Unidos por alterar estudios científicos y ocultar información que devela características sospechosas de sus productos herbicidas.
Pese a las indefectibles pruebas con las que cuenta el gobierno ecuatoriano, puede darse por hecho que la parte colombiana basará su defensa en el argumento de que no existe aún un acuerdo científico-académico respecto a la nocividad del glifosato, esto posible gracias a estudios auspiciados por Monsanto. Por supuesto, que en muchos temas la comunidad académica requiere un consenso, sin embargo, cuando se trata de la vida de las personas y su seguridad alimentaria no se puede acudir a argumentos de tal naturaleza; es un derecho y deber de los Estados ampararse en el “principio de precaución” incorporado al Derecho Internacional a través de instrumentos como el Capítulo Mundial de la Naturaleza; el Protocolo de Montreal sobre la Erosión de la Capa de Ozono; la Declaración Económica de la Cumbre de Naciones Industrializadas; las recomendaciones de La Haya sobre Derecho Internacional; el Convenio sobre Diversidad Biológica; la Declaración de Río de Janeiro sobre Ambiente y Desarrollo, entre otros.
La demanda no puede esperar más, las trabas burocráticas deben ser superadas de inmediato en procura de una pronta solución en la arena del derecho internacional público.
Por. Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en Diario La Hora, noviembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Las ciencias sociales a propósito del Congreso FLACSO 50 años.

Las ciencias sociales a propósito del Congreso FLACSO 50 años.
Del 29 al 31 de octubre quienes somos parte de FLACSO Sede Ecuador recibimos en Quito a cerca de mil setecientas personas que se dieron cita para participar en el primer Congreso Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales que se organizó con motivo de la conmemoración de los 50 años de creación de la red FLACSO. En este contexto de academia, intelectualidad, debate y fiesta se pudo advertir algunos desafíos a los cuales me quiero referir.
Haciendo un ejercicio de vigilancia epistemológica, podemos concluir que pese a los aportes inéditos de la academia Latinoamérica seguimos siendo dependientes de las corrientes teóricas, propuesta analíticas, metodologías y en general del pensamiento europeo y norteamericano. Esta realidad responde a variables diversas, desde el escaso número de científicos sociales latinoamericanos, el mínimo o nulo apoyo a la investigación científica, hasta la poca rigurosidad en el tratamiento de los temas, la adopción de agendas definidas por las escuelas hegemónicas y por supuesto, el temor a generar nuevas visiones y contrariar las dominantes.
Decir que el intelectual o académico latinoamericano debe generar pensamiento propio, no significa de ninguna manera apoyar tradiciones ajenas al carácter científico; reconocemos el aporte de grandes intelectuales de nuestra historia, es más nos declaramos sus herederos; pero el desarrollo actual de las ciencias sociales nos exige ser más rigurosos y desafiarnos.
No es difícil escribir un artículo, un paper o un libro, la diferencia entre la especulación y la ciencia o la filosofía radica en conocer a profundidad el pensamiento y aportes de quienes nos precedieron; en emitir un criterio sustentándolo con fuentes sólidas; aportar al conocimiento de la verdad con una investigación o reflexión dura y no pretendiéndonos dueños de la verdad sin siquiera habernos tomado el tiempo de leer lo necesario o ver los hechos con mirada crítica. El limitado desarrollo de nuestros países responde también a la falta de científicos sociales y de estudios serios que den respuestas más allá de visiones autollamadas analíticas que no dejan de ser especulativas. La ideología como intrínseca al pensamiento no debe ser anulada, pero ésta tampoco debe anular el conocimiento científico dando a luz estudios poco objetivos y no válidos ni fiables.
Por Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, noviembre de 2007)

El desafío de Alianza País

La abrumadora y legítima victoria de Acuerdo País en las últimas elecciones hacia la Asamblea Nacional Constituyente, es una batalla ganada a la “partidocracia”, pero no se acerca siquiera a la guerra que deberá vencer en la arena política.
Queda claro que este triunfo no es el triunfo de una estructura orgánica, programática e ideológica – nos gustaría creer que es al contrario – es el triunfo de un líder: Rafael Correa; es la respuesta a una estrategia política populista que ha logrado mantener respaldo gracias a un discurso antagónico en el campo de lo ideológico- político; que ha aprovechado inteligentemente un escenario de desgaste de los partidos políticos tradicionales que no lograron consolidar un sistema de partidos institucionalizado y que ahora están enfrentando las consecuencias de su ineficiencia y caudillismo. Decir, sin embargo, que el triunfo fue de un líder, no significa decir que él esta solo, cómo él mismo lo ha repetido innumerables veces, a su lado están mentes lúcidas, ese sin embargo, no es el problema.
Una cuidadosa mirada a los acontecimientos políticos nos lleva a reconocer que quienes diseñan las estrategias y tácticas en y para el gobierno, son en verdad mentes lúcidas, el problema radica en los mandos medios, en los seudolíderes provinciales, aquellos que se subieron a la camioneta y están abanderado un proceso que incluso desconocen. Entonces encontramos dos problemas: a) un movimiento débil en términos de estructura organizativa cuya vida depende de su líder; y, b) supuestos líderes provinciales que han ganado una elección no por el apoyo a ellos per sé ni tampoco por la fuerza de un partido, sino por el arrastre de un líder nacional, basta analizar sus trayectorias políticas y personales: en las filas encontramos seudo-revolucionarios, apóstoles de redes clientelares disfrazadas de “clase”, y viejos políticos convertidos en nuevos actores.
Aún cuando la intención de los ideólogos del proyecto revolucionario sea noble y se pretenda de mentes lúcidas, de corazones ardientes y de manos limpias, no ha podido advertirse una depuración de líneas, necesaria y urgente para mantener la legitimidad del proceso.
Es necesario que Alianza País piense en los gobiernos seccionales, sospecho que la dinámica electoral no será la misma de las últimas elecciones, se necesitará depurar líneas, ese es el desafío inmediato.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, octubre de 2007)
ncarrión@flacso.org.ec

Relaciones Ecuador-Irán

En el Ecuador los medios y las elites mediáticas han empezado una campaña no de debate como debería esperarse sino de censura a la decisión del gobierno de acercarse al régimen democrático de Madhmoud Ahmadinejad, aduciendo que al ser Irán uno de los países del “eje del mal” y al no ser bien visto por la comunidad internacional, Ecuador se estaría granjeando desavenencias con los “amigos” norteamericanos y europeos.
Este argumento se basa en un análisis a priori de los efectos que tendría la apertura de una oficina comercial iraní en el Ecuador prevista para finales del año. Claro, esto no llamara la atención sino se tratará de Irán, una país ya amonestado por la ONU por negarse a desmantelar por completo su programa nuclear. Por varias ocasiones las que incluso constan en los archivos de la ONU, se ha verificado que no existe prueba plena de que Irán esté armándose con fines que superen el aprovechamiento energético para satisfacer necesidades de la población y la industria nacional; sin embargo, cómo se trata de un país alejado de Washington ha sido calificado por Estados Unidos y en particular por asesores como Rice de país paria, aunque ya nadie desconoce que tales consideraciones responden a la importancia geoestratégica de Irán y su potencial en petróleo y gas.
Basta un pronunciamiento del hacedor de política exterior de la Unión Europea (Ahora regentada por el dueto Alemania-Francia) ante el acercamiento de Ecuador, Venezuela, Bolivia y Nicaragua a Irán para que en el País los medios hagan uso de su principal estrategia “la satanización”. Sin duda, preocupa que Ahmadinejad promueva la desaparición de Israel, pero nadie dice nada de Sarkozy quien ha prometido invadir Irán. La respuesta dada por el Ministro de Gobierno resulta coherente, en efecto por ser socios comerciales de EUA no puede adjudicársenos estar de acuerdo con sus cruzadas armamentistas como tampoco por las opiniones de Ahmadinejad. La poca visión de los analistas los lleva a omitir considerar que en lugar de perjudicarnos la relación con Irán, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, en los actuales momentos significa una estrategia política para dejar de ser los paisitos y convertirnos en verdaderos actores-jugadores internacionales. Por el momento, parece acertada la conducta asumida por la diplomacia ecuatoriana asumiéndose portavoz de la soberanía nacional.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, octubre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Al Che en el aniversario de su muerte.

Un 9 de octubre de 1967, en la selva boliviana caía un hombre, pero no un hombre cualquiera, caía “El Che”, el compañero, el soñador, el revolucionario, el combatiente que ahora convertido en mito subsiste como ícono de la lucha contra la opresión y el imperialismo.
El futuro para Cuba y América que el Ché estaba pensando, aún no ha llegado, el bloqueo norteamericano ha jugado su parte en un permanente boicot a la revolución cubana, una revolución que cómo lo proclamó el Che, en América Latina, será el resultado de su propia historia y sus propios desafíos.
La memoria del Hombre heroico ha sido profana por quienes buscando pertenencia y envueltos en la lógica del mercado adquieren sus estampas y símbolos para “estar a la moda”; el legado de los 60s, de lucha y reivindicación vive así en los márgenes de confusión; pero para quienes se identifican con él por la razón de su lucha, sienten el dolor del oprimido como si fuera propio, están dispuestos a sacrificar parte de su ser, tiempo y familia y aún no pierden la esperanza de ver a una América Latina dignificada, la imagen del Che no es aquella de boina con una estrella roja, es la de la liberación, la justicia y la igualdad.
Homenajearlo no es una ofensa como señala Prado, su captor, tampoco ejemplo de una izquierda anacrónica, autoritaria y estatista que según Castañeda existe en Ecuador, Bolivia, Venezuela o Argentina, es reconocer la permanencia de su imagen e imaginario en la memoria colectiva latinoamericana.
Los hombres juegan roles importantes, el proceso revolucionario depende sin embargo, de la coherencia de un proyecto, de los fines y las estrategias, de la vigilancia permanente y de miradas críticas.
Al Che, no por haber empuñado un fusil, eso también hacen los asesinos; no por promulgar el socialismo, eso también lo hacen quienes no comprenden su significado; no por haber dejado a su familia, eso también lo hacen los irresponsables; no por lanzarse a su propia muerte, eso también lo hacen los lo suicidas; al Che… por encarnizar aquellos ideales que amenazan perderse, pero también por llevarlos a la práctica y, por colegir en su lucha la importancia de un plan, el diseño de estrategias y vigilancia del proceso.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en el Diario La Hora, octubre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Repensando los partidos políticos y el sistema de partidos

La abrumadora victoria de Correa en las elecciones hacia “La Constituyente” significa para muchos el triunfo de un proyecto político hacia la transformación, la victoria de un pueblo excluido, la conquista de la mayoría sobre la minoría; el anquilosamiento del sistema de partidos de los últimos años y con ellos de los privilegios de una elite perniciosa o, el consolidado apoyo al “compañero Correa”.
En efecto podría mirarse con entusiasmo la explícita aunque aún no clara reconfiguración del sistema político, la incorporación de un gran sector de ecuatorianos a un proyecto que buscaría cambios en las formas y estructuras políticas, sociales y económicas, pero es necesario mantener una actitud crítica de permanente cuestionamiento. Esta actitud que no debería ser entendida como negativa, ni reaccionaria, me lleva a sugerir pensar y repensar cómo del actual momento de transformación aflorará las formas de representación política. El liderazgo que acompaña al presidente Correa no ha dado muestras claras de caminar hacia una estructura organizativa partidaria, situación que sería imperativa si pretende aprovechar la coyuntura y formar una agrupación política ideológica y programática, pero tampoco parece oponerse a las formas de democracia representativa y es en esta contradicción en donde es necesario situarse.
Es interesante preguntarse que va a pasar con los partidos tradicionales, pero la pregunta central es: ¿qué va a pasar con los partidos políticos y el sistema de partidos en el Ecuador? Si partimos de la premisa que la democracia representativa, plenamente compatible con formas de democracia participativa, subsiste con partidos políticos, los ecuatorianos deberíamos cuestionarnos: ¿Acaso podremos prescindir de partidos políticos? si Correa como debería esperarse tiende hacia la conformación de una estructura partidaria sólida ¿estarán dentro los mismos oportunistas de siempre? ¿será una estructura programática? ¿las elites del proyecto País podrán manejar una estructurad democrática y de cuadros?
La Asamblea deberá considerar cómo se delinea las formas representativas de democracia o cómo se darán las intermediaciones políticas, sin estos análisis el escenario futuro del sistema político que se quería cambiar puede no ser lo anhelado.
Por. Melania N. Carrión G. (Artículo publicado en el Diario La Hora, octubre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

La moda perpetua del bloqueo

El 21 de septiembre se celebró el día internacional de la Paz, Naciones Unidas promovía en su página web la paz como prioridad, sin embargo, al otro lado del mundo el conflicto en Irák, Afganistán y Darfur persisten. A la arena nada pacífica se suma la declaratoria de Gaza como “territorio enemigo” por parte de Israel y la radicalización de su hostilidad a través de un bloqueo que involucra tanto la prohibición de libre tránsito como el suministro de energía y combustibles.
En el prefacio de lo que será la 62 Asamblea General de la ONU, temas diversos definen una agenda discursiva que incluye la necesidad de debatir problemas de preocupación mundial como el calentamiento global, una nueva ola de sanciones para Irán, las guerras y conflictos armados en el mundo, la reestructuración del Organismo, entre otros. Pero sin duda, aun cuando no conste de esa forma en la agenda, el mayor desafío estaría en concretar una resolución que condene a Estados Unidos por la invasión a Irak y Afganistán y una resolución lo suficientemente fuerte que en respuesta a la resolución 61/11 de la Asamblea General ponga fin al bloqueo económico en Cuba.
Aunque suene contradictorio, los bloqueos se han convertido en la moda internacional perpetua de Estados que como Israel y EUA se niegan a respetar las normas internacionales de derechos humanos y de autodeterminación de los pueblos. El genocida bloqueo que lleva adelante Estados Unidos contra la isla cubana desde 1960 y que luego de la vigencia de la Ley Helms-Burton (1996) se intensificó en el actual gobierno norteamericano con el “Plan Bush”, parece no tener visos de solución y la única alternativa sería una respuesta de la comunidad internacional que responda a través de condenas y sanciones específicas. Lamentablemente, es más probable que se sancione nuevamente a Irán por hacer uso de su legítimo derecho, que se tome duras acciones – por lo menos declarativas – en contra del gendarme del mundo y su aliado en Medio Oriente.
Esta moda perpetua que se transforma y fortalece es el fehaciente ejemplo de una actitud transgresora, nada coherente con la paz, las libertades individuales, ni el respeto al Estado de Derecho; constituye una afrenta a las proclamas democráticas, atenta contra el derecho a la vida, al libre tránsito y la libre empresa.
Por. Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, septiembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Democratizar el “proyecto socialista”

En el análisis anterior sugerí la necesidad de definir al socialismo del siglo XXI acuñado por Heinz Dieterich y que sobre la base de postulados marxistas promueve innovaciones como la economía de equivalencias y una visión revolucionaria no determinista que estaría sugiriendo que cada proceso revolucionario debe configurarse en la marcha y conforme a realidades particulares.
No desconozco la carga normativa de tipo ideal que esto supone, es más, puedo en ocasiones sentirme seducida por este argumento que como sabemos marcar su distancia con el marxismo vulgarizado; sin embargo, haciendo eco del método que diera a luz con Descartes, es menester mantener una posición crítica ante lo que parece bueno, necesario e irrefutable.
Que la agudización de las contradicciones en el capitalismo ha llevado a una polarización social de tipo clasista, es verdad; que sin embargo, en los actuales momentos en América Latina es más fuerte la polarización política que la conciencia de clases, no es menos cierto; que no puede pensarse en un modelo determinista y acabado de transformación social, lo sabemos; que la revolución armada no es la vía y que una revolución puede llegar a través de profundas reformas, es plausible. Por último, no puede obviarse que las reformas neoliberales profundizaron las desigualdades, al efecto, basta observar lo que pasa en Chile, el mejor y más obediente hijo del Consenso de Washington que ahora enfrenta la cara visible de la polarización social.
Si la apuesta de Chávez, Morales y Correa al socialismo del siglo XXI representa una oportunidad para articular las demandas no solo de inclusión de sectores históricamente relegados o limitados en el acceso a la esfera política sino también de cambios en las estructuras y relaciones de producción, es necesario cuestionarse de manera permanente ¿hacia dónde vamos? No se duda del origen de un proyecto aún en construcción, pero se teme de los caminos por los que puede avanzar. Es necesario que las nuevas elites en el poder democraticen la propuesta hacia quienes se suman al proceso, resulta ofensivo para un proyecto revolucionario que sus emisarios no sepan cuál es el proyecto que defienden y que se escuden en retóricas nada convincentes.
Por. Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, septiembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Socialismo del siglo XXI ¿qué cosa es?

Mucho se ha hablado del socialismo del siglo XXI. El ciudadano común, el político que se asimila integrado a una lid de izquierda, el individuo cercano a las esferas de poder o el marxista radical, todos han sentido cercana esta denominación. De cierta forma parece estar de moda hacer este apelativo que en ocasiones parece aludir a un manifiesto antagonismo de poder en el campo ideológico y político; y en otras, a reformas estructurales que en esencia habrían de reconfigurar el aparato estatal y las formas y fondos de las relaciones de producción. En cualquiera de los dos casos, el discurso actual de elites políticas sugiere la existencia de un proyecto aglutinador de voluntades e ideales populares cobijado bajo el ideal de un socialismo renovado, actual y pragmático.
Pero cabe preguntarse ¿qué están entendiendo las elites políticas en el poder como socialismo del siglo XXI? Este concepto ¿acaso puede ser ampliamente dimensionado a través de interpelaciones de tipo popular que aluden más que a contradicciones de clase a antagonismos de poder? ¿cómo pueden entender un socialismo del siglo XXI quienes jamás comprendieron las características del socialismo del siglo XX? La indeterminación de la categoría y propuesta política cobijada bajo la etiqueta de socialismo del siglo XXI queda corta para la magnitud de aspectos que deben explicitarse en un proyecto político de estas dimensiones.
Para muchos el llamado socialismo del siglo XXI no pasa de ser una manifestación demagógica más de políticos improvisados, al respecto nada más sabio que conversar con la gente sin fines políticos aparentes para comprender algo de lo que la ciencia académica desconoce a profundidad: ¿qué percibe “el pueblo” “la masa”, “la gente” o como quiera llamársele en un momento de indefinición política como el ecuatoriano previo a la Asamblea Constituyente? Resulta interesante ver como mientras muchos deciden incorporarse al discurso gobiernista de democratización social, política y económica así como de rescate ético, otros se oponen abiertamente a él; pero la gran mayoría, sino todos, desconocemos lo que engloba el socialismo del siglo XXI, es necesario que previo a un proceso de reconfiguración política se tenga claro este concepto, sus dimensiones, alcances y restricciones.
Por. Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en Diario La Hora, septiembre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Emergencia humanitaria en la frontera: dimensiones y desafíos

La llegada de cerca de dos mil campesinos colombianos a la frontera ecuatoriana significó sino un momento de emergencia en la que el gobierno receptor puso a prueba su capacidad de respuesta y en donde se hizo elocuente el silencio del país emisor.
No debería sorprender la débil respuesta del gobierno colombiano por su inhabilidad para manejar el conflicto interno y el canje humanitario que devela su poca capacidad de negociación y sensibilidad. El gobierno ecuatoriano se adjudicó un punto a favor en la deteriorada relación con el vecino país, no precisamente por una total respuesta o por una preparación anticipada, sino por lo sui géneris de la situación. En efecto, cabe destacar que los campesinos colombianos al parecer no huyeron de su país debido a las operaciones armadas entre la guerrilla y el ejército; tal parece que su movilización respondió a un acto estratégico de presión al parsimonioso gobierno de Uribe por su indolente política de aspersiones de glifosato, erradicación manual y operaciones militares.
Es destacable que el gobierno y la población ecuatoriana hayan respondido con sensibilidad pues quienes llegaron en la última semana al Ecuador no cumplen con la definición de refugiados internacionalmente aceptada por lo que más adecuado sería referirse a una migración forzada repentina, figura de la que los países europeos han hecho interpretaciones atentatorias a los derechos humanos
Lo acontecido sugiere las siguientes consideraciones: Ecuador no se descuida de la amenaza que el conflicto colombiano significa para sus fronteras, pero tampoco se niega a responder en emergencias humanitarias, sin embargo, debe empezar con urgencia programas orientados a prepararse para estos casos. Colombia debe reconocer que su vecino país está haciendo esfuerzos por mejorar las relaciones, pero debe también asumir sino la responsabilidad total si la corresponsabilidad en los gastos que se generaron durante la emergencia conforme al pedido ecuatoriano; la sociedad civil organizada en los sectores fronterizos requieren estar más preparada para estos casos; y, la nueva Constitución en el Ecuador deberá incluir lineamientos que permitan definir la respuesta del gobierno ecuatoriano a situaciones de migraciones forzosas repentinas.
Por. Melania Carrión G. (Artículo publicado den Diario La Hora, agosto de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

La crisis institucional boliviana, muestra de una realidad regional

No pretendo sumarme a la larga lista de académicos, científicos sociales y políticos que ven la falta de institucionalidad en los países andinos y del Cono Sur como causa de las crisis políticas y de gobernabilidad. Tampoco es mi interés presentar argumentos que legitimen la corriente que sugiere como causa de las crisis una inexistente cultura política. Sin embargo, un análisis de la actual realidad boliviana tiene componentes no exclusivos de este país y que aluden a problemas tanto institucionales como de cultura política.
Para sustentar mi argumento empleo como casos dos episodios que se dieron esta semana en la Paz y Sucre, importantes ciudades bolivianas. La Paz fue sede de enfrentamientos en la Cámara de Diputados de mayoría oficialista por la decisión de dar paso al enjuiciamiento de cuatro de los cinco miembros del Tribunal Constitucional propuesto por el presidente Morales bajo el argumento de haber prevaricado con la destitución de magistrados de la Corte Suprema designados por decreto presidencial. Sucre, cuya población reclama la capitanía total, fue sede de manifestaciones acaloradas y violentas que provocaron la suspensión indefinida de la Asamblea Constituyente obligada a culminar la nueva constitución el 14 de diciembre.
Estos hechos permiten entender lo siguiente: a) Las crisis políticas tiene mucho de diseño institucional, aún con la existencia de mecanismos de control constitucional, no están claros los límites de acción de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, a lo que se suma que los diseños hacen poco por promover acuerdos; y b) Apuntala como reflejo de lo que pasa en la esfera institucional, el problema de una débil cultura política de consenso. En efecto, lo institucional y lo cultural, la estructura y la agencia se funden y confunden en las realidades regionales, sin duda es necesario promover actitudes de cooperación desde la esfera cultural, pero soy escéptica de estos resultados al margen de diseños institucionales que promuevan el urgente consenso. Nuestras sociedades no son las pre-independentistas, debemos aceptar que sin acuerdo nacional, sin respeto a las instituciones, sin flexibilidad en el debate, poco o nada se logrará en los procesos de refundación política por los que atraviesa la región.
Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario "La Hora", agosto de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

Chávez y su apuesta geopolítica de seguridad energética II

A propósito de los acuerdos de “seguridad energética” suscritos por Venezuela con Ecuador, Bolivia, Argentina y Uruguay, en este segundo análisis sugiero tres preguntas finales: ¿Es la integración energética beneficiosa? ¿Cuáles son los límites geopolíticos de la apuesta chavista? ¿Se ha convertido la tendencia en materia energética en el punto de escisión de la “izquierda sudamericana”?
Sin duda existe un real interés en Sudamérica por hacer más eficiente y eficaz su desarrollo energético, pero la oferta total de energía en Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador es altamente fósil, en estos países, a diferencia de otros de la región, no existen políticas de energías alternativas, este debe ser un problema a considerar. En concreto, es necesario apuntar a la integración energética, ésta vista como columna vertebral podría significar punto de partida para una integración mayor como sucedió con la Comunidad para el Carbón y el Acero en Europa en los años 50s; pero es peligroso pensar exclusivamente en hidrocarburos sin acompañar propuestas de integración energética alternativa.
Los límites de la apuesta Chavista son los sesgos en el criterio de selección de los países visitados, ésta selección está ligada a criterios ideológicos compartidos, no por casualidad la mayoría de estos países han sido considerados gobiernos neopopulistas de izquierda, en contra de los llamados “gobiernos de izquierda moderada” como Chile y Brasil. Esto nos lleva a cuestionar qué tan latinoamericana puede ser la integración energética si de inicio se sabe que Brasil y Chile no están viendo las cosas de la misma manera. No olvidemos que Lula ha sido fuertemente criticado por Fidel Castro debido a su interés en el etanol que emplea para su producción recursos agrícolas y que en efecto mal impulsado podría atentan contra la seguridad alimentaria de la población. Brasil no dejará su ambición de convertirse en una potencia mundial con puesto permanente en Naciones Unidas por ello su búsqueda de alianzas con México y Centro América, Chávez tampoco parece interesado en ceder ante Brasil, así la unidad energética no se avizora latinoamericana, al contrario, revela incompatibilidades y divisiones en la izquierda que podrían explicar por qué dejo de preocupar a Estados Unidos, el tan llamado giro a la izquierda en la región.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, en agosto del 2007)
ncarrion@flacso.org.ec