miércoles, 14 de mayo de 2008

Al Che en el aniversario de su muerte.

Un 9 de octubre de 1967, en la selva boliviana caía un hombre, pero no un hombre cualquiera, caía “El Che”, el compañero, el soñador, el revolucionario, el combatiente que ahora convertido en mito subsiste como ícono de la lucha contra la opresión y el imperialismo.
El futuro para Cuba y América que el Ché estaba pensando, aún no ha llegado, el bloqueo norteamericano ha jugado su parte en un permanente boicot a la revolución cubana, una revolución que cómo lo proclamó el Che, en América Latina, será el resultado de su propia historia y sus propios desafíos.
La memoria del Hombre heroico ha sido profana por quienes buscando pertenencia y envueltos en la lógica del mercado adquieren sus estampas y símbolos para “estar a la moda”; el legado de los 60s, de lucha y reivindicación vive así en los márgenes de confusión; pero para quienes se identifican con él por la razón de su lucha, sienten el dolor del oprimido como si fuera propio, están dispuestos a sacrificar parte de su ser, tiempo y familia y aún no pierden la esperanza de ver a una América Latina dignificada, la imagen del Che no es aquella de boina con una estrella roja, es la de la liberación, la justicia y la igualdad.
Homenajearlo no es una ofensa como señala Prado, su captor, tampoco ejemplo de una izquierda anacrónica, autoritaria y estatista que según Castañeda existe en Ecuador, Bolivia, Venezuela o Argentina, es reconocer la permanencia de su imagen e imaginario en la memoria colectiva latinoamericana.
Los hombres juegan roles importantes, el proceso revolucionario depende sin embargo, de la coherencia de un proyecto, de los fines y las estrategias, de la vigilancia permanente y de miradas críticas.
Al Che, no por haber empuñado un fusil, eso también hacen los asesinos; no por promulgar el socialismo, eso también lo hacen quienes no comprenden su significado; no por haber dejado a su familia, eso también lo hacen los irresponsables; no por lanzarse a su propia muerte, eso también lo hacen los lo suicidas; al Che… por encarnizar aquellos ideales que amenazan perderse, pero también por llevarlos a la práctica y, por colegir en su lucha la importancia de un plan, el diseño de estrategias y vigilancia del proceso.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en el Diario La Hora, octubre de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

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