miércoles, 14 de mayo de 2008

A propósito de la paradoja del poder norteamericano

“Venceréis pero no convenceréis”
Miguel de Unamuno
La frase ut-supra concreta lo que el ejercicio del poder de EE.UU ha develado en los últimos acontecimientos. Cuando Nye, un realista de la interdependencia hizo alusión a la paradoja del poder norteamericano, refiriéndose a la dimensión militar o “poder duro” que EE.UU emplea para perpetuar su hegemonía y unilateralismo, visibilizó también la crítica al abuso de ese poder. En efecto, desde los ataques del 9/11, la estrategia de seguridad se enfocó en la “lucha antiterrorista” y con este discurso la superpotencia ha exagerado el uso de su incuestionable fuerza militar, agotando su legitimidad internacional y las dimensiones de influencia política que debe caracterizar a quien se pretenda guiador de los destinos del mundo y dador de bienes globales.
Ahora bien, aceptando el principio newtoniano que sugiere que toda acción genera una reacción, es simple dilucidar que el mundo no está contento con ese abuso de poder, no de otra forma se explica las críticas a la invasión y ocupación en Irak y Afganistán, era de esperar entonces que Irán y Siria apoyen a grupos políticos como Hezbolá en Líbano y Hamás en Palestina.
Si bien el mundo celebra los vientos de paz que soplan en Medio Oriente, no podemos creer, aún en contra de nuestros deseos, que el fantasma de la guerra se regocija en los infortunios del nunca jamás. Medio Oriente, debido a las grandes reservas de petróleo, no dejará de ser para EE.UU un área de vital importancia con dos grandes peligros: Que alguna potencia exterior como la URSS en la Guerra Fría intente controlar el petróleo o al menos obstaculizar el suministro y, que un país de la región llegue a dominarla y quiera hacer lo mismo. Por ello, no habría razón para sorprenderse si ante la negativa de desarme de Hezbolá y consecuente apoyo Sirio e Iraní, EE.UU extenúe su poder duro en otras acciones intervensionistas.
Sin duda, el terrorismo que en su acepción involucra intereses individuales y actos de asesinato sin fines reivindicatorios, es execrable. Pero queda una pregunta: ¿El ejercicio de la supremacía militar de EE.UU le ha dado más seguridad o más bien ha levantado olas de repudio que generan mayor amenaza a esa seguridad?
Por Melania Noemí Carrión. (Artículo publicado en "Diario La Hora", en agosto de 2006)

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