miércoles, 14 de mayo de 2008

La sociedad civil en Sudamérica

En esta oportunidad pretendo poner a consideración del lector una visión global del ayer y hoy de la sociedad civil, tan difícil de encasillar como concepto, pero que abarca a sectores organizados y un tanto disociados del aparato estatal y el mercado que coadyuvan de n formas al proceso de democratización.
En la región, la emergente sociedad civil, cuyas fuerzas principales son las organizaciones no gubernamentales primariamente de mujeres, derechos humanos y ambientalistas, hasta los 80s tuvo formas organizativas asociadas a un concepto de clase; en contrario sensu, su nuevo rostro responde a duras experiencias como el autoritarismo militar y civil, las fallas de la transición democrática y reformas económicas neoliberales como el Consenso de Washington.
La implementación de las reformas auspiciadas por EUA, FMI y BM, si bien permitió un relativo crecimiento económico, también visibilizó grandes problemas tanto en los países más desarrollados como Chile y Argentina, cuanto en economías menos prometedoras como las andinas.
Al visibilizarse que las famosas reformas estructurales solo habían ampliado la brecha de desigualdad y pobreza, en un nuevo Consenso, los mismos auspiciantes del de Washington vieron la necesidad de impulsar esferas como la democratización, en la que la participación de actores como la sociedad civil, se tornó fundamental.
La flexibilización laboral, liberalización de los mercados y otras consecuencias de las políticas de ajuste, permitió que actores tradicionales como los sindicatos aparezcan deslegitimados, al asociarse a ellos intereses particulares ajenos a las mayorías. Esto sumado al debilitamiento de los partidos políticos ha permitido a la nueva sociedad civil presentarse como más pluralista y catalizadora de las aspiraciones y demandas de la mayor parte de la población.
Esto que en buen romance invita a entender y dimensionar a la sociedad civil en su nuevo rol como actor no estatal influyente sugiere la vigilancia constante de las intenciones, agendas y acciones que emprenda, pues no podemos prescindir de su accionar en el proceso de democratización. Solo aprendiendo de los errores del pasado, sin olvidar la esencia de la lucha, se puede pensar la forma de construir, ese es el actual desafío.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en "Diario La Hora", febrero de 2007)
mcarrion@uasb.edu.ec

No hay comentarios.: