miércoles, 14 de mayo de 2008

Ruptura diplomática

La intolerable incursión colombiana en territorio ecuatoriano que dio paso a una respuesta nacional y multilateral poco alentadora para el gobierno de Uribe y de total apoyo al gobierno ecuatoriano, no debió sorprendernos, el manejo de las relaciones bilaterales por parte de Uribe ha sido arbitrario, irrespetuoso y antojadizo.
Ecuador respondió como debía, tolerar la incursión e intentar un arreglo diplomático en términos bilaterales no hubiera sentado los precedentes que se requiere para que el gobierno vecino sepa hasta dónde puede llegar, era necesario bloquear cualquier posibilidad de incluir a nuestro País en un conflicto del que no es parte pero del que ya ha asumido suficientes costos.
Pese a las tensas relaciones entre ambos gobiernos y el impacto que el tema ha tenido en la agenda internacional, en el corto plazo no puede pensarse en guerra como algunos “realistas” ya han proclamado, si bien la incursión es un hecho despreciable y el Ecuador debía responder con dureza y seguridad y es más, muy bien podría enfrentar un conflicto bélico a mediana escala, al gobierno no le conviene una aventura de tal naturaleza, como tampoco le conviene a Uribe, pues en ese hipotético caso, Colombia tendría que abrir dos frentes externo (Venezuela y Ecuador) y mantener el que ya tiene a lo interno de su territorio con los grupos subversivos; en otras palabras, nada más irracional para los dos gobiernos que aventurarse a un conflicto armado del que no sacarían nada positivo, pues incluso en un análisis al estilo del realismo clásico, la guerra, a diferencia de lo que bien sabemos ha ocurrido en otros países en donde es el remedio a los malos tiempos económicos, en nuestros países solo ocasionaría daños incalculables.
Ahora bien, el que no suenen los famosos tambores de guerra no significa que el tema no pueda tener utilidad mediática y eso lo saben ambos gobiernos y sus estrategas, así por ejemplo en el Ecuador, las inundaciones dejaron de ser el pan del día y en Colombia Uribe se adjudicó un contradictorio punto en su lucha anti-terrorista para legitimarse ante su gobierno patrocinador, recordemos la censura y pedido demócrata de limitar los fondos para el Plan Colombia. ¿Interesantes casualidades o actos y respuestas deliberadas y estratégicas? El tema continúa en el tapete.
Por Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en Diario La Hora, marzo de 2008)
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