miércoles, 14 de mayo de 2008

Hacia la Constituyente (final) Algunas “malas palabras”

Este artículo no es lexicográfico, ni lingüístico. Alude no a “palabras fuertes” sino a algunos términos que se han convertido en malas palabras en el lenguaje ecuatoriano y que inciden en la percepción que el ciudadano común tiene de la política, de la democracia y en consecuencia de las instituciones y poderes del Estado.
¿Se ha preguntado, mi apreciado lector, el por qué de su desconfianza en el sistema político? Si lo ha hecho, es probable que las respuestas a esta pregunta se desplacen en varios sentidos, todos atravesados por percepciones y por la carga negativa que se ha dado a términos como “pacto”, “alianza”, “mayoría” “congreso”, “partidos políticos”, “políticos” y otros.
Lamentablemente, la ANC no será un mecanismo “revolucionario” que cambie las relaciones de producción; es una herramienta que puede facilitar a través de dispositivos institucionales, la mejor distribución de la riqueza, eficacia en la administración pública y transparencia en los espacios de representación.
Pero ¿qué pasará después? Ya está claro que no existe un proyecto alternativo a la democracia representativa, siendo así, ¿Puede haber democracia representativa sin legislativo? ¿Cómo los ciudadanos aceptarán un nuevo órgano legislativo si términos como: “congreso” “pacto” “alianza” “mayoría” “partidos políticos” son mala palabra?¿Cómo puede pensarse la representación sin partidos políticos, si hasta los “movimientos” se transforman en partidos en las contiendas electorales? ¿Cómo los actores políticos que despotrican contra las instancias de representación democrática devolverán a sus electores la fe en el sistema de partidos y en el legislativo?
Esta no es un defensa del caciquismo político que tanto mal nos ha hecho, tampoco de la democracia liberal. Quien piense que en democracia representativa es posible gobernar sin pactos, sin alianzas, sin mayoría, sin partidos y sin legislativo, está lejos que poner los pies sobre la tierra, está alucinando con un ideal sin forma aterrizada. Si lo que se busca es estabilidad política es menester quitar la carga negativa a estos términos, dejar de pensarlos como “malas palabras” y diseñar dispositivos institucionales que incentiven la cooperación y la reducción de fragmentación política en un marco de interés general, transparencia y ética.
Por: Melania N. Carrión (Artículo publicado en Diario La Hora, julio de 2007)
mcarrion@flacso.org.ec

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