miércoles, 14 de mayo de 2008

Intereses de los países en desarrollo en el 61 Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU

Bajo la presidencia de la abogada musulmana Jaquesa Haya Rashed Al Kalifa, la Asamblea General ya ha sido escenario de un nada despreciable encuentro de intereses, desde quienes pugnan por un puesto como miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, hasta quienes pretenden conseguir el apoyo suficiente para legitimar las decisiones adoptadas en respuesta a los últimos acontecimientos.
La Agenda de este período de sesiones que incluye aproximadamente 150 temas relacionados con el rol de las Naciones Unidas, presenta una gran oportunidad para el debate de las principales inquietudes de los países en desarrollo y menos desarrollados.
Preocupaciones no recientes como la promoción del crecimiento económico sostenible, la lucha contra la pandemia del VIH/SIDA, el papel de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) en el desarrollo, las asimetrías en el comercio internacional y la crisis de la deuda, continúan siendo plato a la carta de la Asamblea General. Sin duda alguna, estos temas propios de la “mundialización de la economía” y de las limitadas posibilidades de los países para enfrentar los desafíos que presenta, son de importancia absoluta para la periferia. Sin embargo, en la esfera política la mayor parte de miembros coinciden al identificar la necesidad de reformas estructurales en el Sistema de Naciones Unidas para garantizar la representación equitativa en principales espacios de poder como el Consejo de Seguridad.
Es indudable que una ONU fortalecida con mayor legitimidad y que incluya de manera más democrática a los países en vías de desarrollo, significará un gran paso en la consecución de un orden internacional más justo y acorde a los anhelos de la mayoría sobre unos pocos.
Los juegos de intereses y la diplomacia están ya moviendo las fichas del ajedrez en el sistema multilateral de Naciones Unidas, solo a final sabremos si las estrategias de “sinceridad” empleadas por actores como el presidente de Venezuela y de Irán dieron resultado al momento de cristalizar los intereses de los países más débiles, no puede olvidarse que los logros de la diplomacia no se caracterizan precisamente por el uso de la confrontación como primigenia estrategia.
Por Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en "Diario la Hora" - septiembre de 2006)

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