miércoles, 14 de mayo de 2008

La crisis institucional boliviana, muestra de una realidad regional

No pretendo sumarme a la larga lista de académicos, científicos sociales y políticos que ven la falta de institucionalidad en los países andinos y del Cono Sur como causa de las crisis políticas y de gobernabilidad. Tampoco es mi interés presentar argumentos que legitimen la corriente que sugiere como causa de las crisis una inexistente cultura política. Sin embargo, un análisis de la actual realidad boliviana tiene componentes no exclusivos de este país y que aluden a problemas tanto institucionales como de cultura política.
Para sustentar mi argumento empleo como casos dos episodios que se dieron esta semana en la Paz y Sucre, importantes ciudades bolivianas. La Paz fue sede de enfrentamientos en la Cámara de Diputados de mayoría oficialista por la decisión de dar paso al enjuiciamiento de cuatro de los cinco miembros del Tribunal Constitucional propuesto por el presidente Morales bajo el argumento de haber prevaricado con la destitución de magistrados de la Corte Suprema designados por decreto presidencial. Sucre, cuya población reclama la capitanía total, fue sede de manifestaciones acaloradas y violentas que provocaron la suspensión indefinida de la Asamblea Constituyente obligada a culminar la nueva constitución el 14 de diciembre.
Estos hechos permiten entender lo siguiente: a) Las crisis políticas tiene mucho de diseño institucional, aún con la existencia de mecanismos de control constitucional, no están claros los límites de acción de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, a lo que se suma que los diseños hacen poco por promover acuerdos; y b) Apuntala como reflejo de lo que pasa en la esfera institucional, el problema de una débil cultura política de consenso. En efecto, lo institucional y lo cultural, la estructura y la agencia se funden y confunden en las realidades regionales, sin duda es necesario promover actitudes de cooperación desde la esfera cultural, pero soy escéptica de estos resultados al margen de diseños institucionales que promuevan el urgente consenso. Nuestras sociedades no son las pre-independentistas, debemos aceptar que sin acuerdo nacional, sin respeto a las instituciones, sin flexibilidad en el debate, poco o nada se logrará en los procesos de refundación política por los que atraviesa la región.
Melania Noemí Carrión (Artículo publicado en Diario "La Hora", agosto de 2007)
ncarrion@flacso.org.ec

No hay comentarios.: