domingo, 11 de mayo de 2008

Midiendo pulso en las relaciones con la región andina



La visita de Negroponte el segundo al mando en la Secretaría de Estado de los E.U., a Panamá y la región andina, como el mismo ha declarado es “estratégica”, se trata de medir pulso en las relaciones con Perú, Colombia, pero principalmente con Ecuador.
Estados Unidos está plenamente consciente de su desacertada política hacia la región y de la necesidad de reivindicar su decadente legitimidad. Si bien no son estos factores per se lo que ha encendido el nacionalismo en la mayoría de gobiernos y países andinos, el más puro realismo político internacional, hace pensar en el descuido de Bush para disuadir los intentos integracionistas. Es posible que la integración sudamericana no se consolide en el corto plazo, sin embargo muchos intereses norteamericanos están en riesgo. Para EU no es conveniente dejar a la región a su deriva y menos aún cruzarse de brazos mientras se articulan cambios progresistas alejados de Washington y de organismos como el FMI y el Banco Mundial. Por otro lado la administración Bush antes del fenecimiento de su mandato hará todos los esfuerzos por reconstruir la imagen de EU en la región.
Negroponte, duramente cuestionado por su gestión en la CIA y con una hoja de vida nada intachable, se presentó en Colombia para reafirmar su alianza y señalar la intensión norteamericana de apoyar la lucha contra el narcotráfico – léase lucha anti-subversiva- en momentos en los que el congreso demócrata ha suspendido los desembolsos de ayuda militar mientras no se aclare el escándalo para-gubernamental y cuando Colombia busca la ratificación del TLC. Lo paradójico es que por su experiencia en Centroamérica, Negroponte carece de calidad moral para referirse a la lucha contra el narcotráfico.
En Perú la visita tuvo como propósito consolidar las relaciones de amistad y dar la imagen de que EU está pendiente de ese país y que la ratificación del TLC es un objetivo compartido.
Con Ecuador el panorama luce distinto, a EU debe preocuparle las relaciones bilaterales con este país, tanto más cuanto que el gobierno se ha negado a ratificar el Tratado de Promoción e Inversión Recíproca y a negociar un TLC, a lo que se suma el reclamo diplomático por el cambio de la sede para las maniobras Unitas y por supuesto el temor latente de encontrar en Correa un adversario declarado.
Por. Melania N. Carrión (Artículo publicado en "Diario La Hora" - Mayo de 2007)
mcarrion@uasb.edu.ec

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