miércoles, 14 de mayo de 2008

MINUSTAH devela contradicciones en la izquierda latinoamericana

Aunque resulte poco grato, cuando ciertos hechos y realidades superan las esferas del discurso e incluso los propósitos, dejando ver contradicciones, es necesario conminar al análisis y dejar la que reflexión alcance las esferas prohibidas a la pasión y las fuertes emociones que giros nacionalistas despiertan en mentes excitadas por los cambios e ideales renovadores.
La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití MINUSTAH de iniciativa Franco-Norteamericano-Canadiense, enviada al país Caribeño en junio del 2004 con el título de “intervención humanitaria” para promover la estabilización de Haití, subsumido en un conflicto político en el que Estados Unidos jugó un rol importante al auspiciar el derrocamiento de Aristide, legítimo mandatario; poco ha respondido a los principios que la crearon y por el contrario ha sido blanco de ataques incluso del mismo pueblo haitiano y la comunidad internacional que ve con desagrado acciones militares contra civiles en áreas pobres como Cité Soleil.
No llama la atención que una misión de la ONU, cuyo mandato fue renovado hasta el 15 de octubre de 2007, sea duramente criticada por sus acciones en contra de población civil bajo el manto del discurso de la democratización, pero si asombra que aproximadamente el 40% de soldados de la misión, esté conformada por latinoamericanos provenientes de países como Brasil, Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay.
Nos preguntamos, ¿Dónde queda el respeto a la soberanía de los pueblos y las críticas al intervencionismo? ¿Por qué los mass media, actor internacional relevante, no denuncian realidades tan cercanas como la de Haití? ¿Cómo puede entenderse que gobiernos progresistas mantengan tropas en una misión señalada como ineficiente y que ya ha cobrado vidas inocentes? Si este es un ensayo para lo que sería una fuerza multinacional latinoamericana como la OTAN, la prueba y error, no darán muy buenos resultados, es necesario que los gobiernos sudamericanos retiren sus tropas y que la fuerza militar que se forme en Latinoamérica no tenga vicios que deslegitimen de antemano su conformación.
Los gobiernos progresistas, críticos con políticas exteriores de intervencionismo como la de Estados Unidos, no están ajenos a contradicciones que debe ponerse de manifiesto, porque la censura de lo no correcto debe ser denuncia para anticipar lo correcto.
Por. Melania Noemí Carrión G. (Artículo publicado en "Diario La Hora", marzo de 2007)

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